Teatro Infantil
Teatro para niños
Guiones infantiles, guiones para niños, guiones para alumnos de primaria
Obras teatrales para representar o dramatizar con grupo de niños y alumnos
LOS ANIMALES DEL PARAÍSO
Autor: José Luis Marqués Lledó
Acto I
Escena I
Al abrirse el telón aparece un personaje (Narrador I) , que parece estar leyendo un libro (una Biblia). Pasa las hojas hacia delante y hacia detrás con gran nerviosismo, como si buscara algo en concreto. Como no lo encuentra se dirige al público con cara de contrariedad:
Narrador I: - Por más que lo busco no lo encuentro y con esta Biblia, me he leído unas 80, de distintas versiones, confesiones, editoriales, e idiomas y en ninguna cuentan lo que les pasó a los animalitos, después de que el hombre fuera expulsado del paraíso. (Haciendo una pregunta retórica) - ¿Ustedes lo saben? No, claro, naturalmente que no lo saben ¿Cómo lo habrían de saber?
El hombre fue castigado con la expulsión, por el pecado que todos arrastramos, y condenado a ganarse el pan con el sudor de su frente, pero naturalmente, los animales nada habían hecho ¿Por qué no aparece en este libro?
Narrador II: (Saliendo al escenario con otra Biblia en la mano) - Yo sí lo sé.
Narrador I: -¿Quién eres tú y qué es lo que sabes?
Narrador II: (Presumiendo) - Yo soy el verdadero narrador de esta historia y sé perfectamente lo que les pasó a todos los animales del paraíso.
Narrador I: - Imposible, tú eres un impostor. Yo soy el verdadero narrador. Yo he dado tres veces la vuelta al Mundo, me he recorrido 300 iglesias, 80 catedrales 60 basílicas y 2000 bibliotecas y no he encontrado ni una sola referencia a esa historia.
Narrador II: -Porque tú eres solo un humilde Cuentacuentos, llana y simplemente, no eres investigador como yo. -(Con aires de superioridad) – No sabes investigar.
Narrador I: -¡Mequetrefe, presumido! ¿Qué has hecho tú, que no haya hecho yo? ¡Eh! ¡Dinos!
Narrador II: -Lo principal es ir a la fuente de la información, como he ido yo, ir a los lugares donde reside esta historia, pasada de padres a hijos, desde el origen del Mundo. -Anda chúpate esa!
Narrador I: - ¿Adónde has ido tú si puede saberse? (Intentando ridiculizarle)
Narrador II: - Pues mientras tú visitabas iglesias, basílicas, catedrales y bibliotecas y te leías no sé cuantas Biblias, yo visitaba los 5 océanos de la Tierra , 800 mares, 200 selvas, 1256 bosques y 30000 granjas ¿Qué pasa tío? (Con chulería)
Narrador I: - Está bien y ¿has encontrado la explicación? ¿Te han contado lo que sucedió de verdad? ¡Cuéntanoslo de una vez!
Narrador II: - ¿Cómo dices? ¿Qué os la cuente? ¡Así por el morro! Con el trabajo que me ha costado a mí localizarla, os la voy a contar sin más. ¡De eso nada! ¿Dónde están los derechos de autor? ¿Quién me paga mi copyright? ¿Tú? - (Volviéndose de espaldas).
Narrador I: - Venga, no te hagas de rogar, que sabemos perfectamente que te encanta chupar cámara.
Narrador II: - ¡Qué no! ¡Qué te digo que no! Éste es mi secreto y no lo compartiré con nadie. (Gritando)
Narrador I: - ¡Anda monín, comparte tus descubrimientos científicos con nosotros! Te daré mil rupias.
Narrador II: -¡Bah! Por mil rupias ni abro el libro.
Narrador I: -¡Pero qué interesado eres! Dos mil rupias.
Narrador II: -¡Cuatro mil!
Narrador I: -¡Tres mil!
Narrador II: -¡Tres mil quinientas!
Narrador I: -¡Hecho!
Narrador II: -¡Vale! Pero pongo una condición.
Narrador I: ¿Qué condición?
Narrador II: que tú te largues de aquí. Yo tengo que ser el único narrador de esta historia.- (Dándole la espalda y poniendo cara interesante)
Narrador I: -Ya sabía yo que lo que querías era liquidarme, porque eres un presuntuoso. Está bien, yo me marcho y te dejo como único narrador, pero como al final descubra que nos has engañado y que tu narración, no tiene ni pies ni cabeza, te echaré del escenario a patadas. Me voy al patio de butacas y me convertiré en un espectador más, pero te estaré vigilando. -(El Narrador I, baja al lugar que ocupen los espectadores con cara de pocos amigos, gesticulando contra el narrador II)
Narrador II: (Dirigiéndose al público) - Ya era hora. No os aflijáis, amigos míos, era un narrador mediocre, sin personalidad, no tenía categoría para contar esta historia, sin embargo yo… (Presumiendo exageradamente) – Yo soy el más grande, el magnífico, el admirado súper narrador.
Narrador I: (Dando un grito desde el patio de butacas) - ¡Vamos al grano y empieza de una vez!
Narrador II: (Carraspeando) – Bueno, ejem, comencemos. (Abriendo su libro) -Cuando Dios echó a la primera pareja humana del paraíso, puso dos Ángeles en la puerta con sendas espadas llameantes. Naturalmente cada día cambiaban de Ángeles porque tenían que ir al hospital del Paraíso a curarse las quemaduras, pero como tenían muchos Ángeles, pues apenas se notaba…Ocurrió que como los animalitos no habían pecado, pues no fueron expulsados -(Se oscurece el escenario, desaparece Narrador II y comienza la segunda escena).
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Escena II
El Buen Dios: (Voz en Off) Se Reúnen en la explanada del paraíso a todos los animales) - Queridos animalitos, ¿vosotros sabéis por qué he expulsado a esa pareja de humanos que convivían con vosotros? Pues los he expulsado por ignorantes, por lelos y por dejarse tentar. Les prohibí comer del árbol que está en medio de esta explanada ¿Lo veis? - (Señalando a un único árbol que se divisa en esa zona del Paraíso y que se verá con claridad en el decorado)
Todos los animales: - ¡Siii!
El Buen Dios: - ¿Vosotros veis que tenga algo de especial?
Todos los animales: -¡Nooo!
El Buen Dios: - Naturalmente que no, es un árbol como otro cualquiera, que tiene frutas, claro. Ciertamente, unas están bien y otras están mal. Pues ellos entendieron que era el árbol de la ciencia del bien y del mal. Además de tontos, sordos. Se llenaron de avaricia y se pusieron como el kiko a comer manzanas de ese árbol precisamente, cuando las podían haber cogido de los diez mil cuatrocientos manzanos que existen en el paraíso. Naturalmente coger las manzanas de ese árbol, lo tenían prohibido; un simple capricho, pero lo tenían prohibido para que me demostraran su fidelidad y su obediencia. Pues, ¡Hala!, los tuve que largar. Así que ahora os quedaréis vosotros solos disfrutando de estas maravillas.
El cocodrilo: - ¿Y a nosotros no nos pondrás ninguna condición? -(Con voz de lelo)
El Buen Dios: (Con voz de ultratumba o produciendo el Efecto ECO)) - Sí, naturalmente, es mi obligación. Tengo que poneros una condición, pero será muy sencillita. Aquí tenéis todo tipo de plantas, salvajes y amistosas. De todas podéis comer. ¡Hombre, comer un poquito más de las salvajes naturalmente, las otras son amistosas y estaría muy mal que os las comieseis! Les jugaríais una mala pasada. ¡No sería muy ético! Pero bueno, eso lo decidís vosotros. Lo único que no podéis hacer jamás, (pausa) es comeros los unos a los otros. - (Si es posible se debe hacer sonar un trueno)
Todos los animales: (Protestando): - ¡Qué horror! ¡Qué asco! ¡Comerme yo a éste! Con lo soso que es. Jamás, jamás. Me darían arcadas.
El Buen Dios: (Con voz lúgubre) - ¡Está bien! ¡Está bien! ¡Así me gusta que os tengáis respeto! – Bueno, sólo me queda deciros que si alguno de vosotros incumple esta norma, seguirá los mismos pasos de los humanos. Será echado del paraíso. ¿Habéis comprendido?
El León: (Erigiéndose en portavoz) -¡Naturalmente, no somos tontos! - (Dándoselas de listo y mirando a todos)
La cebra: (Cuchicheándole a la Jirafa ): - ¡Éste se las da de Rey! Se le nota en la melena y me da la mosca en la oreja que no me voy a llevar muy bien con él.
Jirafa: - Yo tampoco, no me gustan los engreídos que van por la vida con el cuello estirado. Se lo tiene muy creído.
El Buen Dios: -¡Bien, se levanta la sesión!
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Escena III
(Se oscurece el escenario y comienza la Tercera escena. En ella se encuentran en una rotonda: la pantera, el cocodrilo, el elefante y el oso hormiguero)
La Pantera : - ¡Hay que ver cómo se ha puesto el paraíso! ¡No hay quien dé un paso!
El elefante:- ¡Claro! Como nacemos y no morimos, pues crecemos y crecemos, en número quiero decir- (mirando al oso hormiguero)- y el paraíso está ya saturado. Ya no hay sitio donde aparcar nuestro cuerpo.
El cocodrilo: -¡Vaya! Ni en doble fila
La Pantera :- ¡Ni en triple!
Oso hormiguero: -¿Y el baño? ¿Cómo se ha puesto el baño? Esta mañana de domingo, me he ido con la familia a pasar el día al río Tigris y me he tenido que volver. No se veía ni el agua.
Cocodrilo: -¿Qué me vas a contar? Yo que vivía tan feliz, tan a gusto dentro del agua de los ríos; lo mismo me iba al Tigris que al Eúfrates y disfrutaba chapoteando en el agua con mi mujer y mis hijos y ahora tenemos que vivir en los árboles.
Elefante: - ¡Ah! Pues da gracias, porque yo me he tenido que ir a una ciénaga llena de bichitos, que no nos hacen nada por lo que dijo el Buen Dios, pero son muy molestos. Los mosquitos trompeteros, se pasan la noche tocando la trompeta y como no pueden picar a nadie, pues lo hacen con más mala… ¡Ya me entendéis!
(Aparece la serpiente)
Serpiente: (Silbando en las palabras acabadas en el fonema S) -¡Hola colegas! ¿Estáis confabulando contra el Buen Dios, eh? ¡Qué os he pillao!
Oso hormiguero: - ¡Nosotros! Eso, tú que eres una tentadora. Márchate de aquí, que no queremos nada contigo.
Serpiente: (Silbando en las palabras acabadas en el fonema S) -Pues peor para vosotros, yo tengo la solución a todos vuestros problemas
Cocodrilo: - ¡Cuidado hermanos, que ésta ya nos está tentando!
Serpiente: (Silbando en las palabras acabadas en el fonema S) -¡No! Yo no os tiento, pero sólo pensar en lo felices que éramos al principio cuando sólo había unos pocos animales en el paraíso. Yo sólo os digo que si la población disminuyera a la cuarta parte y el índice de natalidad bajara dos puntos y el de mortalidad, aumentara seis, pues el crecimiento vegetativo no cabe la menor duda que se reduciría drásticamente ¿Me habéis entendido?
Todos (Mirando con la boca abierta): - Nooo
Serpiente (Reptando hacia el interior del paraíso): - No se puede tratar con ignorantes.
Pantera: - La verdad es que al principio, cuando estábamos poquitos, ¡qué tranquilos estábamos!
Elefante (Con nostalgia) -Yo podía caminar por cualquier sitio, sin tropezarme con nadie y no como ahora que debo tener mucho cuidado para no pisar a algún diminuto animalito, y para mí, todos son diminutos, ya que como yo soy el más grande, a todos los veo como enanitos y además soy un poco miope, ¡claro! - pues desde esta altura a algunos ni los veo, y si los piso y los mato aunque sea sin querer, pues ¡Hala! ¡A freír espárragos! ¡Tarjeta roja y expulsión!
Cocodrilo: - Y yo que podía retozar en cualquier río, sin pedir permiso para bañarme, que esto se parece cada día más a Torrevieja.
Oso hormiguero: - ¿Y qué podemos hacer? No se me ocurre nada.
Narrador II (Aparece fugazmente y se dirige al público) - El aguijón de la tentación ya les había picado. La serpiente había logrado su objetivo. - (Con voz misteriosa)
Pantera: - ¡Hombre! A mi se me ocurre que si nos comiésemos a…
Elefante: -¡Ni se te ocurra! ¿No recuerdas la advertencia del Buen Dios?
Pantera: -Pero si lo hacemos con sigilo en lo más intrincado del paraíso.(pensando) -Por ejemplo: Hoy un animalito que me como yo, (pausa) - mañana otro que te comes tú, (nueva pausa), - al otro día otro que se come éste. Pues ¿Quién lo va a saber? No dejamos ni los huesos. Nos lo zampamos y listo.
Oso hormiguero: (retirándose poco a poco) - ¡Qué crueles sois! ¿No tenéis compasión de vuestros colegas?
Todos (Terminando la escena y persiguiendo amenazadoramente al oso)) – Nooo
(Se oscurece el escenario antes de comenzar la cuarta escena)
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Escena IV
Narrador II: - Poco a poco la serpiente fue visitando todos los rincones del Paraíso terrenal. En esta ocasión visitó el rincón de los insectos, fue reptando sigilosamente por un árbol muy viejo que tenía más de cien años - (En el paraíso el tiempo pasaba muy deprisa -), y se dispuso a escuchar la conversación de la araña, la mosca, la mariposa y una mariquita que andaba por allí como si tal cosa, queriendo hacer amigas. En ese momento hablaba la mosca.
La Mosca : - Nosotras no nos merecemos esta vida, chupando la savia de los árboles. ¡Qué comida más sosa!- (poniendo voz ridícula) -Por la mañana savia bruta, por la tarde savia elaborada. ¡Qué aburrimiento! Con lo buena que debe estar la sangre de, por ejemplo, una cebra, un elefante. ¡Se me hace la boca agua!
La Mariposa : - Te pasas la vida protestando, con lo vaga que eres ¿Qué haces tú en la vida para merecer más? Da gracias que el Buen Dios, te deja vivir aquí sin dar un palo al agua y sin pagar alquiler, ¡no te digo!
La Mosca : - ¡Pues mira quién fue a hablar! ¿Qué haces tú de provecho? Todo el día picoteando de flor en flor. Cuando tu vas, yo vengo de allí, cuando yo voy, tú todavía estás aquí. - (Canturreando la canción de Chenoa)
La Mariquita : - ¿A qué me suena eso? (Tararea también la canción de Chenoa) – laralará laralaralá, laralará, laralaralalá
La Mariposa : - Yo por lo menos doy colorido y belleza al paraíso, pero anda que tú.
La araña: - Yo también he pensado mucho en eso. He pensado en ti - (Dirigiéndose a la mosca con voz misteriosa y zalamera) - Me causa mucho placer cuando una mosca, un mosquito o cualquier otro bichito cae en mi tela, pero luego siento una gran pena cuando os tengo que soltar (Con voz compungida). Me tengo que conformar con comerme los restos de hojitas, ramitas y todas los “itas” del paraíso. ¡No me gusta nada esa comida! ¡Qué porquería! - (Poniendo cara de asco)
La Mosca : - Oye guapa ¿Por qué me tienes que coger a mí o a mis hermanas? Aunque nos sueltes después. ¿Es qué no te das cuenta que lo pasamos muy mal cuando nos convulsionamos en esa tela tuya, pegajosa que parece una ratonera? ¿Por qué no te dedicas a otra cosa y no a fabricar asquerosidades? ¡No te digo!
Araña: - Cada una fabrica lo que sabe, peor eres tú que no fabricas nada, ¡No te fasti!
La Mariquita : (Poniendo paz) - ¡Bueno! ¡Bueno! No regañéis, al fin y al cabo, aquí no se vive tan mal ¿no? Tenemos vida eterna, saciamos el hambre y la sed. Debemos dar gracias al Buen Dios.
La Serpiente : (Bajando del árbol) - ¡Gracias al Buen Dios! - ¡Gracias al Buen Dios! - ¿Qué ha hecho Él, por todos vosotros, os ha abandonado a vuestra propia suerte. ¡No hagáis esto! ¡No hagáis lo otro! Y ahí os quedáis, arreglárosla como podáis, comiendo y bebiendo lo contrario de lo que os pide vuestro cuerpo, como vosotras mismas reconocéis. Y no por un día ni por dos, sino por toda una eternidad. - (Todos los animalitos asienten con sus gestos mientras que la serpiente se dirige a la araña) - ¿Cuántos años tienes tú Arañita?
La Araña : - ¡Uf! No lo sé, Cuatrocientos o quinientos años. Aquí como no nos regalan calendarios por Navidad, pues no sabemos ni en el año en que vivimos.
La Serpiente : - Yo sí, porque cambio de camisa dos veces al año. Llevo 1200 camisas, así que tenemos todos 600 años.
La Mosca : - ¡Caray! Si hasta sabe dividir
La Serpiente : - Ya sabéis que yo fui creada por el Buen Dios, como el animal más inteligente, sutil y misterioso de todos, por eso tengo una visión más amplia de las cosas.
La Mosca : - ¡No te tires pegotes! Yo sí que tengo una visión amplia. Yo tengo cientos de ojos, yo tengo unos ojos múltiples que ya, ya. Para sí los quisieran muchos y muchas (Mirando a la serpiente)
La Serpiente : - Tus ojos múltiples como tu los llamas, ven todo lo material, los cuerpos, los objetos, las cosas, sin embargo, los míos - (Cambiando la voz y poniendo mucho misterio e ella) -ven los pensamientos, las intenciones, la bondad o la maldad de cada uno de vosotros. Y yo os digo que todos los animales del paraíso estáis quejosos. Unos por las aglomeraciones, otros por la comida y otros por aburrimiento, pero todos os pasáis la eternidad protestando.
La Mariposa : - Bueno ¿Y tú que nos propones? No será lo que me estoy imaginando.
La Serpiente : - Pues sí. Es lo que te estás imaginando. Si cada uno de nosotros se guiara por su instinto, las cosas mejorarían. Por ejemplo tú, araña, serías feliz comiéndote a las victimas que caen en tu telita, y de paso harías un favor al elefante que no puede soportar a las moscas y a los mosquitos. - (La mosca se retira del círculo)
La Araña : -(Mirando a la mosca y haciéndosele la boca agua)
La Mosca : -A mí no me mires. ¡Vaya una cosa que le has ido a decir a esta chupona!
La Serpiente : -También te lo digo a ti. ¿No te relamerías con la sangre de la pantera, por ejemplo? o ¿con la de la cebra o la de la jirafa?
La Mosca : -Hombre, pues ahora que lo dices, no estaría nada mal.
Poco a poco, los insectos se van separando entre sí desconfiando los unos de los otros
Narrador II: (aparece fugazmente) – Y así poco a poco, la serpiente, fue engatusando a todos los animalitos del Paraíso.
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Se oscurece el escenario antes de comenzar la quinta escena)
Escena V
La pantera: (vigilando desde un árbol el movimiento de los animales del paraíso) - ¿Por qué tendré yo hoy unas ganas locas de comerme a alguien? Ya sé que está prohibido y que me juego la eternidad, pero hoy especialmente tengo unas ganas…
- Desde que hablamos con la serpiente, cada día noto una atracción especial hacia cualquier animal de los que pasan por aquí. Por ejemplo, aquella cebra, ¡qué buena debe estar! Se me hace la boca agua.
La Cebra : (Amistosamente) - ¡Hola señora pantera! ¡Qué buen día hace hoy para pasear! ¿Verdad? - No sé como se puede pasar usted todo el tiempo dormitando en ese árbol con el día que hace hoy, pero… ¿Por qué me mira de ese modo? Le brillan los ojos de una manera muy especial, ¿está usted enferma?
La Pantera : - No, pero lleva usted razón me brillan de felicidad. En el paraíso debemos estar todos muy felices. ¿Por qué no se pasa por la tarde por mi casa y charlamos un rato?
La Cebra : - Por mí no hay inconveniente, también me gusta charlar con las vecinas y cotillear un poco de los esperpentos que se ven por ahí. - ¿Se ha fijado en los horrorosos lunares que me lleva doña jirafa últimamente?
La Pantera : - De eso, de eso quería hablarle precisamente. ¿Quedamos a las cuatro?
La cebra: - Pero a esa hora todos estamos durmiendo “el letargo”, es muy temprano. ¡A esa hora no habrá ni un alma por el paraíso!
La pantera: (relamiéndose) - Por eso precisamente, así estaremos solas y nadie nos molestará querida.
La Cebra : - Bueno, como usted quiera, a esa hora estaré en su parcela; yo suelo ser muy puntual y sobre todo cuando se trata de oír un nuevo cotilleo. Hasta luego entonces. (Se despide la cebra sin saber lo que la espera)
La Pantera : - ¡Hasta luego! ¡No me falle!
La Cebra : -Descuide, no la fallaré.
La Pantera : (saboreando ya su futuro bocado) - No puedo más, aunque el Buen Dios me eche del paraíso, a ésta me la como, vaya que si me la como. No voy a dejar ni rastro, hasta las rayas de su cuerpo, me voy a comer.
La serpiente: (sacando su lengua en señal de satisfacción) – Huelo a víctima, ésta ya ha caído en la tentación. Ya no se libra ni del mal, amén. Soy única, no se me resiste nadie. Primero, fue aquella ingenua de Eva que se dejaba engatusar con diez de pipas, y luego el cándido de su marido, de Adán, que a cambio de un besito de su mujercita, toma manzanazo y expulsión. Y ahora van a caer todos estos, empezando por la tonta de la pantera. Y luego a llorar cuando los echan, pero si es que os lo vais buscando, so lelos, os lo vais buscando, vosotros solitos.
La Cebra : (Llamando) - ¡Señora Pantera¡ ¡Señora Pantera! ¿Dónde se ha metido?
La Pantera : - ¿Qué donde me he metido? Estoy aquí, en el árbol encima de usted y creo que está usted hoy estupenda (relamiéndose)
La Cebra : - ¡Qué cosas tiene usted, señora pantera! ¡Qué cosas tiene usted! Bueno ¿por qué quería verme a estas horas?
La Pantera : - Por eso, para estar solas.
La Cebra : -¿Por qué me mira intensamente con esos ojos tan grandes? (Con voz entrecortada)
La Pantera : - Para verte mejor, querida
La Cebra : - ¿Y por qué estira usted tanto sus enormes orejas? (Con voz entrecortada)
La Pantera : -Para escucharte mejor, querida
La Cebra : (Bastante mosqueada) - ¿Y para qué saca usted esas enormes garras? (Con voz entrecortada)
La Pantera : (Con voz cada vez más amenazadora) – Para sujetarte mejor, querida.
La Cebra (Con un mosqueo que ya no se tiene en pie) – Recuerdas las palabras del Buen Dios ¿verdad? - (Tartamudeando y sospechando ya lo que la va a pasar)
La Pantera : -Pues parece que se me han olvidado un poquito.
La Cebra. (Por último) - ¿Y por qué tienes esa boca tan grande? – (Con voz cada vez más amenazadora)-
La Pantera : - Pues para que va a ser, ¿No te sabes el cuento? ¡Pues para comerte mejor...Grrrr! (Se lanza sobre el cuello de la cebra y en pocos minutos se la come)
La Pantera cae en un profundo sueño y se queda dormida en el escenario
La Serpiente : (Frotándose las manos) - ¡Otra que ha caído!
Se apagan las luces y después aparecen la araña, la mosca, la mariposa y la mariquita.
La araña: (Canturreando) - ¡Mariquita! ¡Mariquita! Ponte el velo y vete a misa, mariquita, mariquita…
La Marquita : - Ya está bien de tanto bacile. (Imita a la araña) Arañita, arañita.., ¿Por qué no vas tú solita? Ya estoy harta de esa cancioncita ridícula que me cantas cada vez que me ves… - (Con voz enfadada)
La araña: - Ven aquí, mujer, no te enfades; era sólo una broma. ¡Cómo te pones!
La Mariquita : (Se va acercando hasta que cae en la tela que previamente ha tejido la araña) – Pero… ¿Esto qué es? Suéltame de una vez. ¡Qué asco todos estos hilos están pegajosos.
La Mosca : - No se apure señora Mariquita, yo la sacaré de ahí. Esta araña es una bromista muy pesada.
La Araña (Riéndose estrepitosamente) – No me digáis que no es divertido.
La Mosca : (Empieza a tirar del cuerpo de la marquita, pero al final se queda ella también atrapada). – Divertido lo será para ti, - ¡gamberra!- no te digo. (Con autoridad) - ¡Venga sácanos de aquí de una vez! Ya te has pasao de graciosilla.
La Araña : - ¡No! Todavía no, todavía tienen que caer esas presumidas que revolotean por ahí, las mariposas. Mirad, mirad, que pote se dan, simplemente porque tiene unas alas con colorines, que el día que se las laven y se les destiñan, van a ser el hazmerreír del paraíso. Esas también tienen que caer.
La Mosca : - Pero, bueno. Se puede saber que es lo que te divierte. Ver a unos pobres insectos abatiendo sus alas dentro de tu tela hasta caer exhaustos. Eso es una crueldad.
Al momento, también caen las mariposas, que agitan sus alas desesperadamente desprendiendo todo el polvillo multicolor de sus alas.
Todas: - ¡Hala! ¡Hala! Moved las alas para otro lado que mira como nos estáis poniendo
La Mosca : -A mí me has embadurnado de color verde. Una mosca verde. Bueno, no estoy del todo mal.
La Mariquita : - Y a mí me han coloreado de rojo con puntitos negros.
La Araña : -Yo, menos mal que estoy aquí arriba del árbol y no me ha salpicado; las tontas éstas, parece que tienen el baile de san vito.
La Serpiente : - (Con voz zalamera) - ¡Araña, arañita! ¿A qué esperas? Ya los tienes atrapados. ¡Zámpatelos!
La Araña : (Poniendo cara de buena) - ¡Hombre, eso no! Son mis amigas. Yo me divierto con ellas, pero comérmelas, comérmelas… (Empieza a sentir el regusto de la tentación viendo circular la sangre por el interior de los cuerpos de sus amigas)
La Serpiente : - No me digas que no están apetitosas ¿eh? Mira a la mosca te la puedes comer de un solo bocado y está exquisita.
La Araña : (Dirigiéndose a sus víctimas, se relame y abre una boca grande enseñando dos poderosos colmillos.). – Venid, venid, dejad de moveros que me vais a romper mi obra de arte.
La Mariquita : - ¿Qué vas a hacer? ¡No lo hagas! ¡No lo hagas, que te pierdes! Tarjeta roja y expulsión. ¿Recuerdas?
La Serpiente : -¡Ni caso! Ésa es una ignorante, pero está muy buena. ¡Zámpatela! ¡Zámpatela!
La Araña : (Ataca a sus tres amigas y se las come) -¡Qué buenas están! Esto sí que es un manjar. ¡Uf! Qué sueño me está entrando, me dormiré un rato la siesta en la parte superior de mi tela mientras hago la digestión.
La Serpiente : - Otra que ha caído. Y luego dicen que el León es el rey del paraíso. Yo soy la verdadera reina. Todos me obedecen. (Regodeándose)
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Escena VI
No muy lejos de allí se encontraba el cocodrilo caminando hacia el río Tigris
Cocodrilo: - Hoy no he visto ni a la Pantera , ni al elefante ni al oso hormiguero, así que me voy yo solo al río a ver si hoy puedo encontrar un hueco y bañarme tranquilo. - Últimamente noto que los parásitos que eran antes mis inofensivos compañeros, ahora pican de lo lindo. Verás como los vea el Buen Dios.
La Serpiente : - ¡Mira cocodrilo!, - ¡mira cuantos animales están dentro del río Tigris! Y el río Eúfrates, está igual o mejor. Tú que buceas tan bien, que eres el mejor buceador de todo el paraíso, lo tiene a tiro para zamparte al que quieras con total impunidad. ¡Mira! ¡Mira cuantos Ñus van a cruzar el río! - Son tan tontos que siempre lo hacen por el mismo sitio y en las mismas fechas y son un manjar. Yo te lo garantizo. Ahí tienes comida segura para ti y para tus congéneres. No te cortes, a por ellos.
El Cocodrilo: - Pero eso no lo puedo hacer si lo hago el Buen Dios me expulsará a mí y a toda mi familia.
La Serpiente : - ¿Y cómo lo va a saber? ¡Eh! Si tú te los vas a zampar debajo del agua, nadie te verá, ni siquiera el Buen Dios que no sabe bucear.
El Cocodrilo: (Cada vez más decidido) – Hombre, visto así. La verdad, es que ya estoy harto de castañitas, algarrobas, manzanitas pasadas y maíz, demasiado maíz.
-Todo eso se me queda en un diente.
La Serpiente (Insistiendo) – Pues por eso, tonto. Ahora es tu oportunidad. ¡Adelante!
El Cocodrilo: (Introduciéndose lentamente en el agua) - ¡Caramba, qué fría está! Aquí no se ve nada, con el jaleo que arman esos Ñus, han revuelto el fango del fondo y no veo nada. -Allí parece que veo unas patas. ¡Caray! No eran patas, eran algas fétidas. Me iré para el otro lado.
La Serpiente : - Venga ya los tienes; ahí delante de ti. ¡Estás cegato! - Abre tu bocaza y trinca de una vez a ese Ñu que tienes delante.
El Cocodrilo: - ¡Caramba! Esto es más difícil de lo que yo creía. Ya me han atizado diez coces y veinte topetazos y aún no he podido comerme ni a uno solo. (Pausa) - Hombre, por fin, gracias a que éste se ha resbalado, lo he podido atenazar con mis poderosos dientes. ¡Ya no te escapas! ¡Qué rico está! ¡Cómo le crujen los huesecitos! ¡Y este riñoncito está exquisito! ¡Lo qué nos hemos perdido durante la eternidad!
La Serpiente : (Muerta de risa) - Je, je. Tú si que has caído. A otro que le van a sacar tarjeta y expulsión. ¡¡¡Qué mala soy!!! (Se va frotándose las manos)
Se oscurece el escenario, mientras se retiran los animales y entra el Narrador II
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Escena VII
Narrador II: (Dirigiéndose al público) - Y así, la serpiente fue tentando a todos y a cada uno de los animalitos del Paraíso Terrenal, sin quedar ni uno.
- De repente todo el paraíso terrenal. Se quedó a oscuras. ¿Qué había pasado? ¿El Buen Dios no había pagado la factura de la luz? ¡No! Nada de eso, se había producido un eclipse de Sol; el primer eclipse de Sol de la historia, y como los animalitos no sabían que era eso, pues se asustaron muchísimo, y se escondieron rápidamente en sus cuevas, nidos o madrigueras. En ese preciso instante se oyó la voz profunda del Buen Dios:
El Buen Dios: (Voz en off) - ¿Dónde estáis? (Formando eco) - ¿Dónde estáis?, estáis, tais, tais ¿Por qué os escondéis? Escondéis, escondéis, deis, deis ¡Decidme por qué no os levantáis! Levantáis, tais, tais
Todos los animalitos: (Canturreando la canción de Mecano, mientras se levantan perezosamente con posturas exageradas) (Un verso cada animalito)
Hoy no me puedo levantar,
el fin de semana me dejo fatal.
Toda la noche sin dormir,
bebiendo, comiendo y sin parar de reír
hoy no me puedo levantar.
Nada me puede hacer andar,
no sé que es lo que debo hacer.
Me duelen las piernas, me duelen los brazos, me duelen los ojos, me duelen las manos.
Hoy no me puedo concentrar
El Buen Dios: (Sale al escenario e interrumpe la canción) - ¿Cómo qué no os podéis levantar? El que tiene cuerpo para juergas y cachondeos, lo debe tener para arrimar el hombro al día siguiente. Así que andando; todo el mundo en pie o mando a mis Ángeles guardianes a por vosotros.
Todos los animales: ((Lanzando imprecaciones) - ¡Jo, que fastidio! ¡Con lo bien que se estaba en la madriguera! ¡Qué querrá ahora!
El Buen Dios: -Os he reunido aquí a todos porque me faltan animales; hoy mismo mis ángeles, que son los que llevan mi contabilidad, han hecho el balance y no les cuadra; Faltan más de ochenta animalitos en el paraíso. Así que “largando” venga. ¿Dónde están? ¿Dónde los habéis escondido? O mejor dicho ¿Quiénes se los han comido? Porque no pueden desaparecer sin más.
El Cocodrilo: (Mirando para otro lado y soltando la frase). – A lo mejor se han escapado, a lo mejor estaban hartos del Paraíso Terrenal, a lo mejor se han cansado de vivir eternamente. (Disculpándose). – No lo digo yo, son murmuraciones del Paraíso. -Lo han dicho también en el programa “Sucedió aquí” del programa “El Paraíso en directo”
El Buen Dios: - ¡Sí eh! Con tal de mentir, no sabes que inventar, cocodriliano. ¿Desde cuándo tenemos una televisión en el Paraíso, eh? (Pausa) Así ¿qué esas tenemos? Pues el que quiera marcharse que se marche, pero que sepa que luego no puede volver a entrar.
La Serpiente : (Muy respetuosa y pelotillera) - ¡Señor, Señor! Yo creo haber visto algo.
El Buen Dios: - ¿Tú? ¿Qué has visto dime? De ti no me fío ni un “ pelo” de mi cabeza.
La Serpiente : - Bueno ese secreto tiene un precio señor.
El Buen Dios: (Escamado) - ¿Un precio? ¿Qué precio? ¡Habla!
La Serpiente : (Jactándose) -Me nombraréis Reina de la Creación
La Jirafa (Dirigiéndose al elefante) – Ya te decía yo que esta tenía muchas pretensiones.
El Buen Dios (Medita durante unos segundos) - ¡Esta bien! ¡Concedido! Dime lo qué sabes.
La serpiente: - Pues que en tu maravilloso paraíso, que no es tan maravilloso, se han cometido varios crímenes, mejor dicho muchos crímenes, tantos crímenes que todos estos animalitos son unos criminales.
Todos: - (Abuchean a la serpiente y la llaman “chivata”)
El Buen Dios: (Con cara de espanto) - Eso no puede ser, Yo lo sabría.
La Serpiente : - Pues no te has enterado ni del NODO.
El Buen Dios: - Está bien Habla. ¿Qué crímenes se han cometido?
La Serpiente : - Bueno pues (titubeando) -¿Por quién empiezo? Bueno empezaré por la pantera, por tu pantera favorita que se comió a una cebra. ¿Qué te parece?
Todos los animales: (Exclamando y mirando a la pantera) - ¡oooh!
La Pantera : - ¡Chivata! ¡Acusica! ¡Arrastrá! Que eres una arrastrá.
El Buen Dios: -¿Quién más? ¡Habla!
La Serpiente : - También ese ser tan inteligente que creaste, la araña, se zampó a la mosca, a la mariquita y a todas las mariposas que pasaban por allí. A todas de un solo bocado.
Todos los animales: (Exclamando y mirando a la araña) - ¡oooh!
La Araña : -- ¡Chivata! ¡Acusica! ¡Arrastrá! Que eres una arrastrá.
El Buen Dios: (Indignado) -¡Continúa!
La Araña : - Podría contarte muchos casos, pero ya sólo me referiré al cocodrilo, sí ese que se pasa la eternidad llorando sin saber porqué. Ese ser inocente que arrastra su enorme panza por el suelo. Ése se comió a un despistado Ñu que pasaba por allí. Lo atacó a traición escondiéndose en el fondo del río.
Todos los animales: (Exclamando y mirando al cocodrilo) - ¡oooh!
El Cocodrilo: - ¡Chivata! ¡Acusica! ¡Arrastrá! Que eres una arrastrá.
El Buen Dios: -¡Esto es increíble! Cada uno ha utilizado las cualidades que yo les concedí: la astucia, el ingenio, la sagacidad, para lo malo, únicamente para lo malo.
- Está bien, tenéis hasta la puesta de Sol, para recoger vuestros bártulos y largaros de aquí todos inmediatamente; si no lo hacéis, mandaré a mis Ángeles, para que os echen del Paraíso a patadas. ¡Vamos, ya estáis tardando!
La Serpiente : - Mi Buen Dios y yo, - ¿cuando empezaré a reinar en tu Paraíso?
El Buen Dios: - Reinarás, como te prometí, pero lo harás en el reino de los animales inmundos y despiadados, donde habitan los traidores. ¿Es qué crees que no sé lo que hiciste el último verano?
La Serpiente : - Cumplir mi oficio de tentador
El Buen Dios: -Por eso, por eso. Tentaste a los humanos y aunque te eché una buena bronca y te dije que no se volviese a repetir. Tú ¡hala! En cuanto has tenido ocasión ¡A tentar se ha dicho! Y además a lo bestia. Antes eras al menos un poco más sutil. Así que todos fuera.
El Buen Dios saca un pequeño micrófono y da la orden.
El Buen Dios:- ¡Ángeles! Cumplid la misión (Como si llamara a los Ángeles de Charlie)
Tres Ángeles: - ¡A sus órdenes, señor! -(Se retiran como si fueran a buscar a los animales que deben regresar con ellos) -
Todos los animales: (Exclamando) - ¡Vaya fastidio! ¡Con lo bien que vivíamos aquí! Y todo por la chivata esa. ¡Ojalá se quede sin patas para el reto de su vida!
Narrador II: - Y dicho y hecho, la serpiente, perdió las cortas patas que le sevían para caminar de prisa; el resto de su vida lo tendría que hacer arrastrando su panza por el suelo.
Todos los animales van saliendo con grandes sollozos y exclamaciones del escenario. La última en salir debe ser la serpiente, que lo hará arrastrándose por el suelo. Detrás de ella, dos ángeles, harán gestos como que cierran la puerta de un castillo (Sería bueno utilizar un efecto del sonido de una cerradura vieja y herrumbrosa)
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Escena VIII
Epílogo
Narrador II: - Y esto es todo, señoras y señores; los animales también sucumbieron a la tentación de la malvada serpiente, la culpable de todos los males que aquejan a los seres vivos. Al salir del Paraíso Terrenal, todos los animales vivieron el tiempo que la naturaleza tenía estipulado para cada especie, según las leyes del Buen Dios.
Narrador I: (Subiendo de nuevo al escenario) -Bueno, basta ya, basta ya de tanta patraña. ¿Cómo hemos podido oír tanta estupidez? En primer lugar ¿Qué es eso de qué los Ángeles custodios se les quemaban las manos? En segundo lugar ¿Cómo es que el Buen Dios no se enteraba de lo que pasaba en su Paraíso si Dios lo ve todo? Y en tercer lugar ¿Cómo es que la serpiente habitaba entre los árboles del paraíso, si Dios la maldijo por lo que había hecho con los humanos y también había sido expulsada?
Narrador II: -¡Todo tiene explicación! ¡Todo tiene explicación! La serpiente, se había vuelto a colar en el Paraíso porque era muy astuta. Los dos Ángeles guardianes custodiaban el Paraíso, sí, pero al menor descuido ¡Zas! Gol por toda la escuadra.
Narrador I: -¡Imposible! ¿Con qué gol por toda la escuadra, eh? -Yo te voy a dar a ti gol por toda la escuadra. Haber, enséñame tus credenciales.
Narrador II: -¿Qué credenciales?
Narrador I: - En primer lugar, enséñame el nombre de la editorial o grupo periodístico al que perteneces.
Narrador II: (Poniendo cara de asombro) - yo, yo, yo, etc. (Titubeando)
Narrador I: Sí hombre, sí. Editorial Anaya, Diario 16, el grupo PRISA, etc. Tú ya me entiendes, La revista HOLA, SEMANA…
Narrador II: Pues no sé. Creo que al grupo editorial “El no va más”, je, je
Narrador I: ¡Qué gracioso! ¿Cómo se titula la colección de libros que representas?
Narrador II: Se titula, La historia interminable
Narrador I: ¡Pues así os van las cosas, sin poderlas terminar! ¿Tú sabes a quién represento yo?
-Pues yo represento ni más ni menos que a la Biblia. ¡Enséñame la tuya. (La observa detenidamente) ¡Ya lo sabía yo: APÓCRIFA!
Narrador II: (Poniendo cara de asombro) ¿Apo qué?
Narrador I: - Apócrifa, es decir falsa, más falsa que un billete sin estampas. Mira la mía. ¿Qué pone ahí? LA BÍBLIA , SAGRADAS ESCRITURA. (Presumiendo)
Narrador II: - Bueno ¿Y qué? Eso también lo puedo poner yo, pero ¿Y el libro eh? En qué libro cuenta la historia verdadera?
Narrador I: -¡Mira! Aquí, ¡Berzotas, aquí! Léelo tú mismo, ignorante.
Narrador II: (Leyendo) GÉNESIS. Aquí pone “Génesis”
Narrador I: Efectivamente. En el Génesis viene toda la narración que el Buen Dios nos quiso transmitir. ¿Qué título pone en la tuya? ¿Y el autor? ¡Dime! ¿Quién es el autor de tu historia?
Narrador II: Pues pone. Espera que no me he traído las gafas de ver de cerca; Creo que pone: La historia envidiable o la historia inevitable, ¡Ah no! La historia interminable. Y el autor, creo que pone: Michael Andreas Helmut Ende ¿Y en el tuyo?
Narrador I: ¡Ah, listo! En mi historia el autor, está bien clarito y además es bien conocido. Se llama, o mejor dicho, se llamaba Moisés. ¿Te suena? A qué sí, no como el tuyo, que no lo conoce ni su padre.
Narrador II: -Sí, algo me suena. Fue el primer navegante ¿no?
Narrador I (Poniendo cara de incredulidad) -¡Con qué, navegante, eh!
Narrador II: -Sí, navegó en una cesta de mimbre, pero por poco tiempo porque lo cogió una princesa que se enamoró de él.
Narrador I: -Está visto que no tienes ni idea. Moisés, fue el autor del libro del Génesis, so mameluco. ¡Anda quítate de mi vista, y no vuelvas a pecar! Digo a dudar.
Narrador II: (Se retira, con las manos en posición de oración y pidiendo perdón al Narrador I) -¡Perdón, perdón, perdón!…
Narrador I: Sí, disculpen a ese ignorante. Todo lo que os ha contado es una patraña; os ruego que lo perdonéis.
-La verdadera historia es la que yo os he contado. (Se queda escuchando como si le hablaran por un audífono) - ¡Ah perdón!, me dicen por el pinganillo, que yo no he contado ninguna. ¡Perdonad!, esta memoria mía, va de mal en peor. Bueno la que yo os iba a contar, seguro que la sabéis todos, así que para que os la voy a repetir. Leeros eso del paraíso, Adán y Eva, la manzana, la serpiente, Caín, Abel y todo lo demás y si lo ordenáis todo debidamente, seguro que comprenderéis la historia.
- Yo por mi parte, me voy a descansar, que ya me he cansado bastante con ese ignorante.
(Se va discutiendo con una imaginaria serpiente) – Qué te digo que no! ¡Qué mi jefe se daría cuenta! ¡Ya! ¡Ya sé! qué sólo son unos cuantos euros, pero que yo no me pringo por tan poco, ¡tía!
¡Será pesá la serpiente ésta! ¡Qué lleva todo el día detrás de mí!. ¡Ya te podías haber quedado en el Paraíso para siempre, guapa!
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(Se cierra el telón)
FIN
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