lunes, 3 de octubre de 2011

Guión u Obra teatral para niños: El Patinillo

Teatro Infantil

Teatro para niños

Guiones infantiles, guiones para niños, guiones para alumnos de primaria

Obras teatrales para representar o dramatizar con grupo de niños y alumnos


El Patinillo

Autor: José Luis Marqués Lledó

jose.marques@educa.madrid.org



ACTO 1



El escenario representará un patio vecinal del Madrid antiguo. Es el mes de Julio y a la caída de la tarde los vecinos bajan al patio a combatir el calor. Unos juegan a las cartas, otros conversan, otros estarán haciendo la limonada y los distintos grupos contertulian, sobre los distintos temas vecinales y sociales que surgen a lo largo de esta obra.



Actores por orden de aparición



Ambrosio

Celipe

Patricio

Juan

Remigio

Venancio

Sña María

Carmencita

Eduvigis

Rosario

Nicolasa

Sarita

Rita











Ambrosio.- Tú das Celipe, y haber si te estiras un poco, que paece enteramente que te ha comío la mano un cerdo. Me has dao menos triunfos que a ti, tu Atlético en veinte años.

Celipe.- No empecemos Ambrosio, no empecemos, dejemos al Atlético en paz que yo no me he metío con tu Madrid y los árbitros que compráis, además tienes las cartas que te mereces por lo piante y bocazas que eres.

Patricio.- Bueno, dejemos la fiesta en paz y juguemos a las cartas, que este “tute” va a ser mío. Ya sabéis que yo soy antifutbolero, porque eso, es el opio del pueblo y mientras habláis de fútbol, tú y éste, éste y tú, no pensáis en los temas sociales que son los que nos interesan a los proletarios oprimidos.

Celipe.- Bueno éste, con la que nos sale ahora, pero bueno Patricio ¿Tú duermes bien por las noches? Paece que piensas demasiao, ¿no?. ¡Que nadie va a solucionar tus problemas Patricio, no te engañes, sólo tú y tu trabajo diario te dan de comer ¡no te digo!.

Ambrosio.- ¿Trabajar éste? Pero tu le has visto trabajar dos meses seguíos a éste en algún currelo como Dios manda.

Patricio.- Sois un par de descerebraos, incultos e ignorantes, que no sabéis defender vuestros derechos. Yo no aguanto dos meses en un curro, porque no soporto la explotación y la opresión de las clases dirigentes; yo soy un proletario con vergüenza y dignidad y no como vosotros.

Celipe.- Y tú que opinas de esto Juan, que no te pronuncias ni pa sacar el paraguas y decir “Jesús”.

Juan.- Yo no pierdo el tiempo en desquesiciones filesóficas y clasistas. Yo me conformo con traer el pan a mi casa, que ya es bastante.

Patricio.- Pues así te va, que eres esclavo en el trabajo y en tu casa, porque sabemos de buena tinta, que la Dorotea te saca hasta las telarañas del bolsillo, ca vez que le traes el jornal. ¡hay que espabilar !, Juan, ¡hay que espabilar! Fíjate en mí; mi media naranja, está siempre a mis pies; yo la digo: Carmencita hazme un estofao de alubias como me gustan a mí y me pone el mejor plato de la mesa, Carmencita plánchame pa hoy el mono de trabajo y como una bala, Carmencita, hoy me apetece ir a echar un baile a las vistillas y ya tengo a mi Ginger Rogers particular enganchá a mi brazo.

Juan.- Tú lo que eres es un fantasma, pero dejemos las controversias y volvamos al tute. Venga Ambrosio, vamos a darles una manita a esta pareja de “tórtolos inocentes”



( Grupo de señoras cosiendo y haciendo puntos, mientras cotillean de todo lo que se les antoja)



Sña María.- (Mientras hace un jersey de punto) .- Habéis oído la última noticia sobre la vecina del segundo. Creo que tiene un nuevo pretendiente. Yo no lo he visto, pero me lo han contao.

Carmencita.- La gente es mu mal hablá ; no hay que hacer mucho caso a las habladurías. Yo la veo una chica mu formal y mu decente; además está en la edad de merecer. ¡Ya quisiéramos nosotras!

Eduvigis.- Tú, Carmencita eres más inocente que un cubo; esa, es una espabilá, te lo digo yo. Va a la caza de un buen marío con buen jornal que la mantenga y la quite de trabajar en la Tabacalera, que ser cigarrera no le gusta a naide.

Rosario.- Yo la veo mu presumía y creerá que le sientan bien los vestíos que se pone; amos, que me pongo yo eso y mi marío me echa de casa.

Nicolasa.- Hombre, pues que queréis que os diga, yo la veo bastante mona, la muchacha es joven y bonita y too le sienta bien. No hay más que ver como la miran tos los hombres del patio, que a toos se les cae la baba.

Rosario.- Pues tú no pues hablar porque el tuyo es uno de los que más la mira.

Nicolasa.- ¡La miran toos, no te digo! Haber si es que el tuyo mira pa otro lao; y se la come con la mirá.

Eduvigis.- Bueno, bueno señoras, tengamos la fiesta en paz; mira, por cierto , hablando del rey de Roma ...ahí viene.

Sarita.- Buenas noches, tengan toas ustés . Cuando venía pa ca y las veía cuchichear desde lejos mirando hacia mí, me he dicho a mi misma: Sarita, ya están toas tratando de averiguar hasta tu partía de nacimiento, así que facilítales la labor pa que no la tengan que quebrarse la sesera, y sálvese quien pueda., naturalmente.

Sña María.- ¡Hay hija, Qué importante se cree usté!, ¿no?

Sarita.- No, hija, son ustés las que me dan la importancia que yo no tengo, ni merezco, porque hay noticias más importantes en el país, que mi humilde condición. Pero pa saciar la curiosidá de algunas de ustés, les diré que soy cigarrera, que me mudao hace poco a esta casa y que estoy soltera y sin compromiso, pero eso sí, como soy bien parecía, se fijan en mí muchos hombres, entre ellos sus maríos, pero yo no tengo la culpa. Así que atenlos corto, a ellos, no a mí ¡Queden toas ustés con Dios!

Eduvigis.- ¡Habrase visto, una niña más insolente!

Sña. María.- ¡Presumida!

Rosario.- Yo no he visto una insolencia mayor.

Sña María.- No la teníamos que haber permitío ese descaro; la próxima vez la voy a dar una guantá que.. ( Haciendo el gesto )

Carmencita.- No dé usté tantas guantas, hombre; la verdá es que tiene parte de razón , desde que ha venío aquí no hemos hecho más que criticarla, ninguna la hablao pa ofrecer su amistá y en cuanto a si la miran nuestros maríos ¿de quien es la culpa?

Sña María.- ¿No me negará Vd, que la niña es una orgullosa y una descará ...

Carmencita.- No será que nos corroe un poco la envidia al ver en Carmencita, lo que nosotras ya hemos perdío: su juventud, su alegría, su desparpajo.

Eduvigis.- Hombre, que una tan poco está mal, que no somos un grupo de uvas pasas de la última cosecha de Valdepeñas.¡No sea Vd tan derrotista, mujer.

Carmencita.- ¡Claro! Pero hemos perdío su frescura, su gracia, nos hemos hecho más viejas antes de tiempo; nos pasamos la vida “cotilleando” a los demás.

Eduvigis.- ¡Qué exagerá! Nosotras solo comentamos los sucesos de socieda´.

Carmencita.- ¿De qué sociedad?

Eduvigis.- ¿De qué sociedá va a ser mujer, pues de la nuestra, porque nosotras no tenemos capacidá pa criticar a las sociedades de más alta alcurnia, que si pudiera..., porque también tien lo suyo.

Rita.- ¡Hola a toas! Vengo mu contenta y quiero compartir con Vds la buena noticia ¡

Todas.- Comparta, comparta.

Rita.- El carnicero le ha pedío en matrimonio a mi hermana, que ya era hora después de 10 años de noviazgo.

Rosario.- Enhorabuena Sña Rita, paece que le ha costao un poco al chaval, porque si se descuidan van a tener nietos en vez de hijos, ¡qué indecesión!

Nicolasa.- ¡Y cuente, cuente! ¿Cómo ha sío el feliz acontecimiento? Se la declarao o la mandao un telegrama

Rita.- Pues no lo sé, porque como son tan cortos, no sé como lo habrán conseguío, pero la verdá es que ya está too resuelto, y hasta han fijao la fecha de boda.

Eduvigis.-Si serán cortos que un día que yo estaba asomá a mi balcón, mientras pelaban la pava, les oía decir: ¡Qué bien está usté Manuela! Pues anda que usté Remigio, le contestaba ella, y otra vez, él: pero Vd está mejor Manuela y otra vez élla, qué no que Vd está mejor Remigio, y así se tiraron una hora , amos que me partí a reír

Todas.- ( Soltando una tremenda carcajada)

Sña María.- ¿Y pa cuando es la fecha del feliz acontecimiento? Hombre, lo digo pa ir apañando el vestío que me voy a poner, porque supongo que estamos toas envitadas.

Rita.- Pal doce de Julio del año que viene, Sña María, pal doce de Junio, así que ya podéis tirar la casa por la ventana y poneros vuestras mejores galas.

Rosario.- Y tú que te vas a poner, porque me imagino que serás la madrina, así que elige un buen vestío.

Sña María.- Eso, no vayas a hacer como la Sña Amparo, que cuando se casó su hijo, se compró un patrón pa ahorrar en la mano de obra y lo que le salió fue un traje e bombero.¡Causó sensación! (Una gran carcajada)

Nicolasa.- ¡Toma! Como que cuando encendieron la tarta, la gente decía: Esto si que es seguridá contra incendios. Han pensao en too y han traío su bombero particular.

Eduvigis.- Os acordáis el traspiés que dio en la iglesia al ir al altar, que casi se abraza al cura sin que la invitaran.

Rosario.- Se tuvo que arremangar, al bajar las escaleras, pa no bajarlas a trompicones.

Rita.- ¡Oh hijas! Yo, pienso comprarme un vestío de marca, Acudiré a la moda italiana si es necesario. No pienso hacer el ridículo..

Todas.- ¡Uf que fina!

Rita.- Es que mi hermana se lo merece too. ¿No les paece?

Eduvigis.- A mí, lo que me paece es que Vd, quiere también que le paezca bien al Ceñó Celipe ¿No?

Rosario.- No seas mal pnsá Eduvigis, lo que pasa es que el Ceñor Celipe también se lo merece.

Todas.- Ahí le has dao ( Sueltan todas una sonora carcajada)

Rita.- A mi Celipe, me paece bien parecido y muy formal, pero yo no he pensao en na con el Celipe y él es muy caballeroso conmigo y na más que hablar. ¡Sois un atajo de “mal pensás”!

Sña María.- Muy caballeroso, muy caballeroso, pues por ahí va diciendo que eres una chulapa muy guapetona, y muy apañá y que no le importaría tirarte los tejos.

Rita.- ¡Ah sí! Pues eso no lo sabía yo. Ya le diré yo, ya.

Rosario.- (Haciendo una burla) Ya lo dirá ella, ya ¿ Qué le vas a decir Rita?, ¿que por qué ha tardao tanto?.

Todas.- (Soltando una carcajada)

Rosario.- No, le va a decir, que ya está comprometía (Nueva carcajada)

Rita.- Sois toas unas guasonas. La envidia que os corroe. Por cierto, ¿habéis visto a la nueva vecina?

Sra. María.- ¿A Sarita quieres decir? A esa... ya la hemos dao un buen repaso, ¿verdá chicas?

Todas.- Ya la hemos dejao las cosas mu claritas

Rita.- ¡Sin lugar a dudas!, ( Con guasa )¿y no sa echao a llorar? ¡Seguro que la veis asustao!

Sña María.- Menos guasa Rita, que eres mu guasona ¿Acaso la vas a envitar a la boda? Porque si es así, a lo mejor nos repensamos nuestra asistencia.

Rita.- Pues mira ahora que lo decís, creo que sí la voy a envitar, haber si a alguna se le revuelve la mala sangre y mi hermana tiene a alguien que le alegre su boda y no se convierta en la gaceta del cotilleo.¡Abur, Señoras, abur y que Vds, lo sigan cotilleando bien

Todas.- (Con cierta guasa) ¡Adios Rita, adios y cuidado con el Celipe, que está al acecho (Fuerte carcajada)

(La escena pasa de nuevo a la partida de cartas de los hombres, mientras las mujeres continúan con sus dimes y diretes, sus cotilleos vecinales , mientras siguen haciendo que hacen sus labores)



Ambrosio.- Pero Juan, no me has visto la seña e trenta y una , so pasmao, que te la he hecho dos veces. Estás más cegato que un congrio en un campo acelgas. Tan bírlao el juego por toa la jerobi.

Juan.- Pero tú que dices , si ties el ojo pegao a la conjuntiva que paece una morcilla. No se sabe si haces señas de trenta y una o le guiñas el ojo a la mujer deste.

Patricio.-¡Oye tú, deja a mi mujer en paz , que esa además de no sabe jugar al mus, no está presente en la partía.

Juan.- ¡Hombre, es un decir! Lo que le digo a este “mastuerzo”, que se pasa la vía regañando y no gana una partía ni aunque se la regalen, que le guiña el ojo a to er que pasa menos a mí que soy su compañero, ¡no te digo lo que hay!

Ambrosio.- Tú, lo que necesitas son unas buenas antiparras, porque pa no gastar llevas las de tu abuelo, el Ceñor Zacarías, que en gloria esté, y claro así te va .¡Que estás cegato!

Celipe.- Bueno tres cero pa los baldaos, y otra partía que los dejamos zapateros. Pasa la limoná , que esto merece un buen trago.

Patricio.- Bueno, Celipe, cuando le vas a tirar los tejos a la Rita, que está por tus huesos. Además ahora ties una buena ocasión en la boa de su hermana. No sé a que esperas chico, que ya ties treinta dos tacos. Ya es hora que te recojas.

Celipe.- Pero bueno, éste, ¿te digo yo a ti cuándo ties que coger el tranvía? Celestina, que eres una Celestina

Ambrosio.- ¡Hombre Celipe! No hay que ponerse así que Patricio te lo dice por tu bien .

Celipe.- Pero si es que ya está bien, hombre, que un consejo se pue escuchar, pero es que éste no te da un consejo, te da una conferencia: ¿Cuándo te casas Celipe? ¿Cuándo le tiras lo tejos Celipe? ¡Mira que guapa está Celipe... Me desayuno, me almuerzo y también me ceno con Rita, gracias a este pesao, paece que lleva comisión por ca boa que consigue. Y yo no tengo ningún interés de momento ni en Rita, ni en nadie. ¿Me se ha comprendio?

Juan.- Y ninguno ha reparao en la nueva “vecinita”. Sarita, creo que se llama,(Pausa) Ésa cuando taconea, paece enteramente que ha empezao un terremoto, ¡que manera de mover el edificio!

Patricio.- ¡Hombre Juan! No sabía yo que tú también te fijabas en esas cosas, con lo recatao que tú eres. ¡Mira la mosquita muerta!

Juan.- Hombre , que uno tiene ojos en la cara y los tiene pa mirar, y también sabe reconocer a una chulapa bonita , aunque yo tenga la mía, que es una alhaja, por cierto. ¿u no?

Patricio.- ¡Eres un poco pelota, Juan! Pero eso está bien porque así queas mu bien con to er mundo, si señor.

Ambrosio.- ¡Oye, por cierto! ¿Sabéis algo del Venancio y del Remigio? Hace unos cuantos días que no aparecen por aquí, ni pa invitar a un cacahuete, aunque eso sería estirarse demasiao, porque mira que son tacaños y miserables.

Patricio.- Hombre, yo supongo que Remigio estará liao con los preparativos de su boa con Manuela y...

Juan.- Pero si entoavía le falta un año

Patricio.- ¡Ah pero ya sabéis como es Remigio, sa tirao 10 años pa declararse a la novia, así que lo mismo se tira otro tanto pa elegir al cura y a la iglesia.

Todos.- (Risotada colectiva)

Juan.- Tengo entendío que Venancio anda metío en un negocio de ferralla.

Todos.- ¿De fe rra lla?¿Y eso que es?

Juan.- Pues no lo sé con seguridá, pero creo que algo tie que ver con los hierros.

Ambrosio.- Así me dijeron que le habían visto días atrás, buscando por los cubos de basura y por las chamarilerías, con un carrito repleto de flejes, muelles, varillas, etcétera , etcétera, ya me entendéis , ¿u no?...

Todos.- ¡Menudo negocio.

Juan.- Seguro que cuando venga nos contará que es director gerente de una empresa en construcción. ¡Menudo es ese pa las batallitas!

Ambrosio.- Bueno, ¿nos dais la revancha u no?, Haber si este pasmao se entera mejor y conseguimos ganar una.

Juan.- Pasmao yo, tú que ties el ojo taponao. Despierta ya chico, despierta y abre el ojo que ya ha cantao er gallo.

Patricio.- Venga Celipe vamos a darles otra buena paliza.



(Aparecen en escena Remigio y Venancio, hablando aparte entre los dos mientras los otros dos grupos siguen a lo suyo)



Venancio.- Bueno Remigio, ya me enterao que tas echao al ruedo, ya era hora , bueno la verdá es que Manuela es una buena moza y tú eres un buen chaval.

Remigio.- (Tartamudeando) Pos gra, gra, cias, hom, hombre ; la ver, ver dá es que al, al , al go me ha cos, cos tao, porque, porque con mi tar-tar-tar, ta-mu-deo mea-mea-mea, costao un poqui, un poqui, poquillo deci-deci-deci-dirme.

Venancio.- Hombre Remigio, la verdad es que a la velocidad que hablas, los diez años de noviazgo me paecen pocos, Remigio, ¿qué quieres que te diga?

Remigio.- ¡Oye tú! Me-me-me-nos ca-ca, menos ca-ca, menos ca-ca-chondeo, ¡eh!

Venancio.- Hombre Remigio, no te enfades, que es una broma; ya sabes que yo te aprecio y sólo deseo que seáis muy felices.

Remigio.- ESPE-espe-espero que vengas a la bobo, a la bobo, a la boda. , bueno y tos estos tam-tam-también.

Venancio.- ¡Claro hombre! Iremos to er barrio , no te preocupes, es too un acontecimiento.

Remigio.- Yo so, yo so, yo sólo espero que mi-Ma, que mi-Ma, que mi Manuela sea como Carmen, Carmen, Carmencita, la mumu, la mumu, la mujer de Patri, la mujer de Patri, la mujer de Patricio, que es mu buena, mu do, mu do, mu dócil.

Venancio.- ¡Oh ¡ no te lo creas, esa sabe más que los ratones coloraos, el Patricio va siempre fanfarroneando de que su mujer esto, de que su mujer lo otro, de que a su mujer la tiene a sus pies . Pura pantomima.

Mira Remigio, no te fíes de las mosquitas muertas. Carmencita le hace cuatro cucamonas al Patricio y a él se le cae la baba, pero luego le saca too lo que quiere, mantones sortijas, viajes, Vamos que lo tie arruinao, que el negocio sólo da pa los caprichos de ella.

Remigio.- Pos-pos, pos no me lopa, no-me-lopa recía a mí. Mi Manue, mi Manue , mi Manuela es mu buena y mu, mu y mu,mu y mu rica y mu rica y mu ricatá.



Todos,- (Voz en Off) Vamos chicos que ya está la limoná y el chotis preparao, asín que quien quiera marcarse un baile y mover el esqueleto, que empiece a coger a su media naranja que esto está ya liao .

Sña María.- Y aunque parezcamos “cotilla”, no lo somos es que entoavía no existía la tele y la Salsa Rosa” así que de alguna manera había que matar el tiempo.

Sarita.- Pero en el fondo nos llevamos bien y por eso les invitamos a beber limoná y bailar el chotis con nosotras como está mandao, y gritad todos con nosotros:



¡¡Vivan los Patios de vecinos!!

Todos.- ¡Vivan!



Sarita.- ¡Vivan las corralas y el pueblo de Madrid!



Todos.- ¡Vivan!



Remigio.- Vi-vi, Vi-vi, pos que Vivan. Note, note, note digo.



(Suena la música y todos empiezan a bailar el chotis mientras se cierra el telón)

No hay comentarios:

Publicar un comentario