lunes, 9 de agosto de 2010

Vocación de la Persona Humana


"CLEMENTE ESTABLE Y LA LÓGICA DE LA PERSONALIDAD"

Homenaje a Clemente Estable, 23 de mayo de 1894-23 de mayo de 2005

JORGE LIBERATI

Estable sostiene que la educación debe contemplar la totalidad del espectro de la inteligencia, y que también debe contemplar el aspecto particular de la vocación individual. Cabe ahora una pregunta crucial para la pedagogía y para la filosofía de Estable, aunque él no la formule con estas palabras: ¿de qué vocación habla o debe hablar la educación? Las opiniones, puntualizaciones y sugerencias de Estable son siempre sensibles a un problema de fondo que concierne a la personalidad humana. La psicología de las vocaciones comprende, en realidad, una lógica de la personalidad, sea cual fuere la vocación particular. La principal vocación es la de ser humano. Consagrada esta vocación soberana, luego serán atendidas las otras, sean las que fueren. La educación tiene que tener a su cuidado principalmente la vocación de la personalidad humana. Seguramente, y como se ocupa de señalarlo expresamente Estable, "Producida la revelación de un destino, nada debe anteponerse a éste: la cultura integral ha de girar ahora en torno de la vocacional y no al revés"8, porque esa revelación representa la individualidad y la personalidad que distingue y realiza al individuo. No se debe olvidar, además, que la vocación es una relación no sólo consigo mismo; es una específica relación social, por lo cual aquí la educación resulta una simbiosis armoniosa entre individuo y sociedad. Pero por encima de todo está la vocación de ser humano.

Sin la vocación de persona humana no hay vocación particular. Indudablemente, el cultivo de esta vocación no depende sólo de la educación formal, de la escuela y del liceo. Depende también de la familia, del ambiente, de todo aquello que puede aludirse con la palabra "cultura". Las relaciones de la cultura, en cambio, son relaciones muy diferentes a las relaciones de las que puede hablarse respecto a la pedagogía. Ellas no dependen enteramente del ser individual, y tal vez no pueda rendir cuenta de ellas ninguna ciencia fáctica, aun incluyendo aquellas que las tienen como objeto de estudio. La pedagogía es una disciplina en la cual los sistemas relacionales deben ser previstos, programados, concebidos como un todo, con sus fundamentos, sus estrategias, sus fines. Ahora bien, estas relaciones de la pedagogía son de carácter no sistemático. El rango sistemático, en el sentido tradicional de "sistema" o de relaciones sistemáticas, sólo se puede concebir a través de un tamiz de principios, reglas, leyes, teorías, paradigmas. Ahora bien, este tamiz no es un tamiz pedagógico, aunque la pedagogía se erice, incuestionablemente, de filtros y cernedores de todo tipo en el trabajo concreto.

Estable admira a Bergson y a otros franceses de suma gravitación en el medio rioplatense. Que un biólogo y neurólogo admire a Bergson ya es curiosidad eminente, sobre todo un alumno de Ramón y Cajal, acostumbrado al laboratorio y a eludir los riesgos de la especulación. Pero alcanza con el influjo de Ribot, el autor de la célebre Lógica de los sentimientos, largamente comentada en nuestro medio por José Pedro Massera, para entender la especial sensibilidad de Estable respecto a los mecanismos no sistemáticos, no lógico-deductivos de la inteligencia, sobre todo de la inteligencia en desarrollo. Conoce aun a Goethe, en quien parece descubrir su especialísima concepción de la investigación científica. La apreciación resulta por lo menos rara, porque en la época de Estable apenas se empezaba a superar la inicial interpretación de Goethe en su faceta de filósofo de la naturaleza. Se le estereotipaba en su enfrentamiento con Newton, sobre todo por la teoría de los colores, calificada como una visión especulativa de la naturaleza9. Estable asocia a Bergson y a Goethe en ocasión de referirse al famoso "en el principio era la acción", con el cual Fausto quiere traducir el sugerente versículo del Evangelio de San Juan. Le anima el fervor por destacar los aspectos dinámicos del ser. Aun se remonta a San Agustín, haciéndole decir "el impulso fluye en mí", sin dejar de hacer notar las experiencias psicológicas seguramente incomparables.

La más alta de las vocaciones, la que abarca a todas las demás, tiene que ver con la misma formación de la personalidad humana. Si la pedagogía quiere desplegarse como ciencia confiable tiene que adecuarse a este fin superior. Luego son posibles todas las especializaciones, aquellas por ejemplo que pertenecen al nivel universitario. La reflexión de Estable abriga la esperanza de esclarecer esta sencilla pero inasible verdad. El presupuesto básico de esta filosofía de la educación es el de los valores. Pero su esclarecimiento no puede confiarse sólo a los instrumentos de la razón. Estable necesitó zafarse del positivismo que todavía comprometía buena parte del pensamiento nacional. No porque hubiera podido desdeñar su fuerza desmitificadora y cientificista sino porque, como su maestro Cajal, prefería dejarse embargar por una actitud agnóstica o incrédula ante los problemas más sencillos, inclinación que lo alejaba de cualquier certeza categórica.

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