miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los insectos “sociales”: Las abejas

La sociedad de las abejas

La base de la vida social de las abejas se centra en la constitución de una familia compuesta de una madre reproductora junto a la cual las hijas permanecen como obreras.

El vínculo que une a las abejas es la trofalaxis, complicado ritual de entrega y recepción de alimento en donde un recolector trae a la colonia una carga de provisiones. La abeja recolectora ofrece parte del botín a otra obrera que lo pide sacando su "lengua" hasta recibir una porción que rezuma del aparato bucal de la primera. Luego se separan y la que lleva el botín se acerca a otra abeja. Incluso ya dentro de la colmena, las abejas entregan y reciben alimento, de tal modo que hay una constante circulación de comida entre las abejas. Esta conducta de intercambio de alimento es instintiva e innata y las antenas actúan como elementos imprescindibles para la consecución del intercambio de alimento.

Este intercambio de alimento forma un sistema de circulación para el paso de sustancias químicas de abeja en abeja. Estas sustancias se encargan de regular la producción de las distintas "clases sociales" en la colmena. Según el alimento suministrado por las obreras se forman las diversas clases de adultos: obreras, zánganos o reinas. Mientras en la colmena hay una reina activa, no se producen otras; tan pronto como empieza a decaer o muere, las obreras empiezan a construir las características celdas reales. Estas son algo mayores que las celdas ordinarias y en ellas sólo se crían futuras reinas. La construcción se inicia cuando el suministro de jalea real que circula por la colmena mediante la trofalaxis empieza a disminuir. Dicha sustancia se produce en las glándulas cefálicas de la reina, que al lamerse el cuerpo se lo embadurna con esta jalea, la cual a su vez la lamen las obreras que se encargan de su aseo. Estas la hacen pasar a otras y así sucesivamente. Podemos afirmar que el "poder" de la reina sobre la colmena depende de la jalea real; mientras esta circula por la colmena, las obreras no producirán reinas sucesoras.

El intercambio de alimento entre los insectos sociales seguramente está relacionado con la forma de reconocer a sus compañeros. Cada colmena tiene su olor propio que todos los miembros del grupo llevan consigo. El olor que distingue a una colonia de otra puede ser debido al hecho de que todos los individuos de una misma colonia comen alimento que es reunido por unos cuantos de sus compañeros y que pasa boca en boca.

El trabajo en una colmena es muy complicado

Las abejas construyen el panal con placas de cera secretada por unas glándulas situadas en su abdomen. La reina pondrá un huevo en cada celda y cuando las larvas salen del huevo son alimentadas con miel y polen y con las secreciones de las glándulas de algunas de las obreras. Las larvas ya desarrolladas son encerradas en una celda; cuando se han convertido en abejas adultas salen rompiendo la cubierta.
Las obreras tienen otras muchas misiones aparte de recoger alimento y guardar la colmena. Pasan mucho tiempo limpiando la colmena y renovando el aire con las alas para refrescarla y ventilarla.

Por regla general, el trabajo que realiza una abeja adulta depende de la edad:

  • Se encarga de la limpieza de la colmena durante los primeros días de su vida.
  • Alimenta a las larvas hasta más o menos el día décimo
  • A partir del día décimo empieza a construir el panal
  • Alrededor del día quince cumple con los deberes de la guardia
  • Hacia el día veinte sale de la colmena para recoger alimento.

Sin embargo, la relación de edad y cargo no es inflexible; si hay necesidad de un mayor grupo de recolectores, se unen a él abejas más jóvenes de lo normal.

La abeja es capaz de aprender la posición de los suministros de alimento y de distinguir las formas del terreno a lo largo del camino que siguen al salir de la colmena. Además tiene la capacidad de comunicar todos estos conocimientos a las otras recolectoras cuando vuelve a la colmena mediante danzas complicadas.




Reproducción de abejas

La abeja Reina, cuando nace, recorre toda la colonia par ver si hay otra abeja reina, cuando está segura de que es la única empieza el proceso de fecundación, ella sale fuera el primer día y excita a todos los zánganos y se mete dentro de la colmena, vuelve a hacerlo el segundo día, el tercer día vuelve a salir, excita a todos los zánganos de su alrededor y vuela hacia arriba dando vueltas (lo que se denomina el vuelo nupcial), pudiendo llegar hasta los 4 kilómetros de altura. Los machos van volando detrás de ella, los débiles van quedando y cuando quedan los más fuertes la abeja afloja un poco el vuelo y el que va delante se acopla con ella. Tan pronto se acoplan, ella arranca y el se cae hacia atrás, le arranca así los órganos genitales y el zángano muere.

Sistema reproductor

En la reina está compuesto por los ovarios, oviductos laterales, oviducto medio, espermateca, válvula vaginal y vagina. En el zángano está compuesto por: testículos, vesículas seminales, glándulas mucosas, conducto eyaculador y pene. (Endofalo). En la abeja obrera los ovarios se encuentran atrofiados.

La reina puede determinar el sexo de su descendencia. Cuando un huevo pasa del ovario al oviducto, puede ser fecundado o no con el esperma que contiene la espermateca. El huevo fecundado se transforma en una abeja hembra, ya sea obrera o reina, y el huevo no fecundado en una abeja macho o zángano.

La reina vive de 4 a 6 años, nace de una celda real a los 16 días de puesto un huevo fecundado cuya larva es alimentada sobre la base exclusiva de jalea real durante todo su desarrollo, lo que estimula el funcionamiento de su aparato reproductor y le permite poner hasta más de 2.000 huevos diarios bajo buenas condiciones estacionales. En cambio, la abeja común (obrera) al no ser alimentada con jalea real vive de 40 a 120 días y su aparato reproductor es muy rudimentario no sirviendo para la reproducción. Por su parte, los zánganos son machos, y nacen a los 24 días de haber sido aovado un huevo no fecundado (partenogenético) en una celda de zángano. Se los encuentran normalmente en la temporada productiva, desapareciendo de la colonia con los primeros fríos o escasez de néctar.


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