Historia de los terremotos en Uruguay
El terremoto del 9 de agosto de 1848
El primero del que se tienen registros desde la colonización europea, tuvo lugar en la tarde del 9 de agosto de 1848 a las 18:35 horas y duró unos 5 segundos. El foco principal del terremoto se cree que se ubicó a 200 km al sur de Maldonado con una intensidad de 4,8 en la escala Richter. Por la dirección de las ondas sísmicas el terremoto se sintió claramente en Montevideo nuestra capital. Principalmente en la zona del Kiyu y en barracas de San Gregorio. Su percepción no excedió los 150 km, por lo que en interior no tuvo casi repercusión alguna. La capital en esa época se encontraba sitiada desde hace 8 años, ya que el país estaba inmerso en "La Guerra Grande". Debido al conflicto armado había un estado de permanente alerta ante cualquier eventualidad o hecho anormal.Los diarios de la época dieron amplia información sobre el suceso con muchas referencias sobre un tema que alimento los temas de conversación de la población.
El diario "El Defensor de la Independencia Americana" publicó lo siguiente:
"si bien no produjo víctimas ni daños de importancia, sí provocó un buen susto, como es comprensible, causando entre los habitantes la sorpresa que era natural, a vista de una novedad física tan inesperada y terrífica, cuyos efectos suelen ser fatales”.
"Poco tiempo después del terremoto del día 9 de agosto (como 25 o 30 días según estamos informados) empezaron a salir en la costa inmediata al Arroyo de Solís algunas piedras de un color moreno oscuro, que por lo pronto, ya por razón de ser en muy poca cantidad, y por poco frecuentado aquel paraje, no llamó mucho la atención. Y aunque algunas personas se fijaron en ellas, como que visiblemente era una sustancia extraña entre las que en general se encuentran en las playas, no creyeron que fuese de alguna importancia examinar su naturaleza.”
“Pero habiéndose observado después por los Comandantes de las partidas militares que recorren aquellos parajes, que el mar iba arrojando diariamente porción de esas mismas piedras, extendiéndose por la costa en una distancia como de cuatro o cinco leguas; que eran de una materia porosa, y bastante leve para flotar entre dos aguas, recogieron algunas, y el resultado del análisis practicado por el Sr. Dr. Robert es el que a continuación copiamos”.
El doctor Robert era un médico francés residente en el Cerrito, con consultorio en el Pueblo de la Restauración, en la entonces calle del General Artigas, hoy 8 de Octubre. Científico, muy versado en ciencias naturales, examinó al microscopio las extrañas piedras aparecidas, y su dictamen fue: Las piedras "presentan una reunión de pequeños cristales planos en forma de romboides, algunos cristales de feldespato vidrioso, de mica bronceada y también señales de óxido de hierro. El análisis químico demuestra que son formadas de "silicat" de alúmina de potasa, de varias partículas de fierro, de magnesia y de azufre”.
“Estas piedras que, mediante un examen superficial pudieran confundirse con el carbón de piedra calcinado, son, como se ve, completamente extrañas a esta producción". Y entonces, para explicar la aparición, el doctor Robert lanzó una hipótesis audaz y fascinante: serían escorias arrojadas por un volcán submarino próximo a la costa del arroyo Solís, que habría entrado en erupción, ocasionando ‘el terremoto’ de los primeros días de agosto…
Gonzalo Abella nos regala en su libro “Mitos, Leyendas y Tradiciones de la Banda Oriental” los siguiente historia relacionada con el terremoto de marzo de 1848
“Asegura la Abuela Melchora que hay países en donde la tierra tiembla. Si la tierra tiembla y las casas se caen, es un redemoto (sic). Acá la gente no tiembla y la tierra tampoco. Tembló la tierra una vez, asegún la Abuela; fue cuando la Guerra Grande, cuando Oribe sitiaba Montevideo. La Abuela dice que la tierra tembló furiosa por tanto gringo que había en Montevideo metiendo sus narices en los asuntos de los criollos. Porque hay muncho (sic) gringo bueno, que viene a trabajar; y gringos como usted, que pregunta y pregunta pero no jode a nadie. Pero también hay gringos con maldad.
“Por ese tiempo había franceses, estaban los italianos del Garibaldi ese, todos hablaban que el gaucho era un atraso, que gaucho bueno era gaucho muerto, que el progreso barrería con los indios brutos. Y en respuesta la tierra tembló con furia y coraje. La gente nuestra no sabía que era eso, munchos se asustaron. Entonces unos pocos, que habían resultado viajeros, lo explicaron.
“El finado Sierrita (...) había cruzado los Andes con el Gral. San Martín, y en Chile lo agarró un temblor. Contaba Sierrita que en ese momento la gente corrió a buscar refugio, era un desparramo. Pero él era hombre de a caballo, no gustaba de correr... Esa es una diferencia entre el paisano nuestro y el charrúa, ¿ve? (...) El Sierrita no era una excepción, así que mientras todos corrían, (...) Sierrita se acercó al fogón, sacó el agua caliente y se cebó un mate. Se sentó en el suelo tembleque y se quemó una pierna con un salpicón de agua, pero no dijo ni pío. Sorbió lentamente y solo comentó con lentitud: “¡Qué lo parió!”
Se trató de un fenómeno sísmico importante que se sintió fuerte pero que no causo mayor daño.
Al temblor, le siguieron sus réplicas el 15 de agosto a las 08:22 horas (4 segundos), el 17 de agosto a las 23:45 (8 segundos), casi enseguida, el 18 de agosto a las 0:20 (2 o 3 segundos) y el 11 de setiembre a las 08:13 (15 segundos).
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