Esta es una historia que sirve para pensar como muchas de las personas más brillantes, inteligentes y capaces pueden verse frustradas por un sistema educativo que no los contempla.
Gillian Lynne es una de las coreógrafas más exitosas de los últimos años (entre otras cosas hizo las coreografías de Cats y del Fantasma de la Ópera). Cuando era chica, tenía problemas de conducta en el colegio. Un día le escribieron una carta a sus padres alertando sobre un posible trastorno de aprendizaje de la niña. Luego de esto la madre decidió llevarla a ver a un psicólogo. Después de escuchar la descripción que le hizo la madre de todos los problemas que Gillian sobre su falta de atención, incapacidad para concentrarse y mantenerse quieta que tenía en el colegio, el doctor le dijo a Gillian que tenía que hablar en privado con su madre y la dejaron sola a Gillian por unos minutos. Al salir del consultorio, el doctor encendió la radio que tenía sobre su escritorio y le dijo a la madre que obserara lo que hacía Gillian. Tan pronto como la madre y el doctor dejaron la sala, Gillian se puso de pie y empezó a moverse al ritmo de la música. Después de unos minutos el doctor le dijo a la madre: “Gillian no está enferma. Gillian es una bailarina.”
La llevaron a una escuela de danzas y ahí se encontró con otra gente que no podía quedarse quieta; gente que para pensar tenía que moverse. Después de eso tuvo una carrera muy exitosa.
Gillian tuvo suerte porque la vio un buen médico. A la mayoría de la gente con el cuadro de Gillian se le diagnostica ADD (”attention deficit disorder” o ”trastorno de déficil de atención”) y se la medica. Historia contada por Ken Robinson en Febrero de 2006 y posteriormente publicada en su libro "El elemento: descubrir tu pasión lo cambia todo"
miércoles, 1 de junio de 2011
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