miércoles, 23 de marzo de 2011

El Plan CEIBAL en la Educación Pública: tecleando bajo las chapas

El Plan CEIBAL en la Educación Pública: tecleando bajo las chapas




La educación pública uruguaya viene arrastrando falencia de distinta índole desde hace décadas (deformación profesional, multiempleo, condiciones edilicias ruinosas, burocratismo, falta de recursos económicos y humanos, autoritarismo, etc.), lo que junto a la degradación social y a las continuas peripecias económicas del país, han llevado a una situación grave y lamentable que se refleja en cifras tan duras como elocuentes. El 46% de los niños uruguayos nace bajo la línea de pobreza, uno de cada tres jóvenes que ingresan a secundaria no culmina el bachillerato. Hay en el país 100.000 jóvenes entre 14 y 24 años que no estudian ni trabajan.
Las últimas pruebas Pisa aplicadas a estudiantes de primaria y secundarias indican que el 42% de los estudiantes uruguayos de 15 años no tienen las habilidades básicas en lenguaje para continuar los aprendizajes y para integrarse productivamente a la sociedad, mientras que en Matemática ese guarismo llega al 48%. UNICEF indicó que Uruguay tiene 20 años de atraso en materia educativa.
Otro dato reciente (2011), indica que de las 2.236 escuelas del país, 500 presentan problemas edilicios de todo tipo. No se hizo ninguna reparación en los meses de vacaciones.
Ante esta situación, la respuesta estatal parece ser: “arréglense como puedan, lo prioritario es impulsar el plan CEIBAL, lo otro puede esperar”. Decimos esto, porque se tienen proyectos, planes y cronogramas estipulados para este plan, con una previsión que asombra para un sistema caracterizado por su lentitud, burocratismo y alto grado de improvisación.

Parece que el frenesí por digitalizar e informatizar el sistema es la máxima consigna (hasta la lista de asistencia será digitalizada). Muy bien, parece que avanzamos rumbo al primer mundo tecleando la ceibalita y sumergiéndonos en el universo virtual. Pero, del resto de los problemas ¿qué? También los vamos a resolver tecleando. Los niños nacidos de madres que no se alimentaron, ni se alimentan debidamente, tienen un daño neuronal irreversible provocado por la falta de mielina (sustancia que recubre las terminaciones nerviosas), que al no ser formada en los primeros cuatro años de vida del ser humano, por causa de una deficiente alimentación, luego no puede recuperarse. Y es una de las principales causantes del retraso cognitivo de la población infantil pobre, (no obviamos por supuesto, las condiciones de vulnerabilidad social e inestabilidad familiar que también actúan).
La brecha entre pobres y ricos se acrecienta y en cuanto a educación, cuando un padre del decíl económico más bajo de la población gasta $1 en educación, el padre del decíl más alto gasta $88.
Esa diferencia abismal no se arregla con ser usuario de digital, máxime cuando estas prácticas educativas no son recomendables en menores de 12 años, ya que estudios de investigación realizados en EE.UU. y Rumania donde se desarrollaron planes semejantes a éste, arribaron a la conclusión de que los alumnos mejoraron sus destrezas informáticas, pero bajaron significativamente sus rendimientos en Matemática y Lenguaje. El hecho de que los niños se lleven la máquina a sus hogares, donde los padres por razones laborales no controlan su uso, hace que pasen horas dedicados a juegos virtuales, descuidando el tiempo de estudio, con los consabidos resultados.
Por otro lado, el Estado uruguayo lleva gasto más de 150 millones de dólares en el plan CEIBAL, con este monto podría haber construido 150 escuelas de tiempo completo, o reparado algunas otras , por ejemplo.
¿No se estarán errando las prioridades? ¿No será contraproducente avanzar y gastar en algo que no se sabe bien si funcionará, mientras no se atienden carencias básicas arrastradas por décadas?
Antes que reducir la brecha digital, ¿no habrá que reducir la brecha de los ingresos, de la alimentación, de la vivienda, etc. O para los niños pobres, ¿solo quedará el consuelo de conformarse tecleando bajo las chapas de alguna casilla desvencijada de las zonas marginales de nuestro país?

Maestro Boris Caballero

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