Por primera vez en la historia, un médico alemán Ryke Geer Hammer, catedrático de medicina, especialista en medicina, especialista en oncología, especialista en psiquiatría, especialista en radiología (aparte de eso doctorado en sociología) enuncia leyes de la medicina. Hammer estudió estas especialidades con todo rigor, tres años por especialidad. Ejerció durante quince años como jefe de diversos servicios hospitalarios en varios hospitales de Alemania. Él ya había desarrollado algo sobre la Nueva Medicina y se reprocha a sí mismo no haber tenido el coraje de sacar a su hijo de los tratamientos de la medicina clásica y tratarlo como él quería. Del resultado de esta muerte Hammer se descubre un cáncer de testículo y su mujer que es médico oncólogo, desarrolla un cáncer de mama izquierda.
La pregunta de Hammer es cómo es posible que dos personas sanas, relativamente jóvenes todavía, desarrollen ambos un cáncer y lo relaciona con el traumático de la muerte del hijo.
La conclusión es que estas imágenes estaban en las cabezas de los pacientes y eran la señal de las enfermedades orgánicas.
Es cuando Hammer postula su primera ley: La ley se llama ley de hierro del cáncer y enfermedades similares al cáncer.
La primera vez que la formula, Hammer dice: todo shock psíquico, altamente que nos toma por sorpresa y es vivido en aislamiento produce una ruptura de campo electro físico en un área concreta del cerebro y a partir de ese momento se lesiona el órgano que gobierna esa parte del cerebro. Por primera vez se hace el Triángulo. Por primera vez se puede valorar los tres polos del ser humano: la sique, el cerebro y el órgano.
La idea por ende le está dando vuelta continuamente, lo vive en soledad, en aislamiento, no lo comunica. Mientras dura esa situación conflictiva se produce un corto circuito a nivel cerebral y desde allí se manda un error de codificación al órgano. De este modo excluyendo tres tipos de enfermedades: los traumatismos, los envenenamientos y las que ya se nace con ellas. Todas las demás, absolutamente todas se rigen por esta ley.
El protocolo oficial para el cáncer es cirugía, quimioterapia y radioterapia y se sabe cuál es el resultado para el 95% de los casos. En realidad sí se había hecho pero antiguamente que ya ni se recuerda en los libros de medicina: preguntarle al paciente por qué cree está enfermo. Una pregunta que no figura en nuestros manuales. Entonces les empieza a preguntar a los enfermos de cáncer del hospital si ha vivido alguna historia o algún incidente altamente traumático en su vida, anterior a la aparición de cáncer. Para su sorpresa encuentra que absolutamente todos refieren una historia altamente dramática en un tiempo anterior al de la aparición de la enfermedad. En un principio lo que constaba es que todos, absolutamente todos tienen ese hecho dramático. Luego empieza a analizar por descarte, por tipo de enfermedad. Pregunta por ejemplo a 100 mujeres diestras con cáncer de mama izquierda para tratar de encontrar un denominador común. Las 100 mujeres con cáncer intraducta de mama izquierda tienen mismo incidente en su vida, un mismo hecho traumático con un mismo colorido. Pero cuando analiza 100 casos de cáncer de riñón encuentra exactamente lo mismo. En principio lo que encuentra es la relación entre la psiquis, es decir las vivencias de las personas y el órgano lesionado. Relaciona por lo tanto la psiquis con el órgano.
No es una relación del 90 o 95%, sino que es del 100%. Empieza a darse cuenta que está tocando leyes de la naturaleza.
Cuando él se da cuenta de esta relación, lógicamente piensa que el ser humano no es solamente una rodilla, no es solamente un coco, no es solamente un pecho.
Se está perdiendo la visión de conjunto, tratamos el cuerpo humano por piezas, por partes separadas del todo y Hammer lo que sí tiene muy claro es la unidad del ser humano.
Hammer, ante la posibilidad de que el cerebro pueda dar alguna señal de lo que está pasando a nivel psíquico y a nivel orgánico, se sienta un día ante un scanner cerebral que tiene en el hospital en el que es jefe del servicio y empieza a hacer un escáner cerebral, cosa que hasta ahora no se había hecho nunca, de aquellos pacientes que tienen una patología no neurológica, no cerebral, por ejemplo un cáncer hepático.
Y para su sorpresa comprueba que esas cien mujeres que tenían un cáncer intraductal de mama tenían un redondelito de esos, un artefacto en la misma zona del cerebro que paradójicamente es la zona del cerebro que rige la mama izquierda. Pero si analiza los pacientes que tienen un problema de riñón encuentra que todos, absolutamente todos, tienen un artefacto en una zona del cerebro que paradójicamente es la zona del cerebro que rige el riñón. Tanto es así que descubre una cartografía, añade una cartografía nueva al conocimiento médico. Comprueba que eso que se llamaban artefactos no son artefactos sino la señal cerebral de lo que está ocurriendo a nivel psíquico y a nivel orgánico.
La espina dorsal de la oncología es la creencia en la teoría de la metástasis. La teoría de la metástasis está viva desde hace nada menos que 119 años y la postuló un médico alemán que se llamaba Birchkok. Esta teoría de la metástasis estuvo vigente hasta los años mil novecientos sesenta y poco.
Sin embargo no somos capaces de encontrar una célula entera en la sangre. Los japoneses están marcando células tumorales con radio hisopos radioactivos tratando de determinar si estas células viajan por el torrente sanguíneo y hasta ahora no se ha podido ver que alguna célula se ha salido de su tejido y se haya implantado en otra parte. ¿Por qué? Porque esa teoría es falsa.
A nivel orgánico existe una sintomatología de “conflicto activo” y una sintomatología de “conflicto en solución”. De este modo Hammer descubre la segunda ley que es la ley del carácter básico de las enfermedades: toda enfermedad es un proceso bifásico en tanto y en cuanto la persona resuelva el conflicto. Es decir que hay una primera fase de enfermedad que es la fase del conflicto activo y hay una segunda fase que se desencadena siempre que la persona resuelve su conflicto. Y en ese momento la solución ocurre, lo mismo que en la fase activa, en los tres niveles: a nivel psíquico esa persona ha resuelto el conflicto, a nivel cerebral lo que antes era una diana ahora es una mancha y en el nivel orgánico lo que antes era enfermedad.
Descubre cómo funciona cada tejido del organismo en conflicto activo y en conflicto en recuperación y se encuentra con que el 80% de las enfermedades actualmente diagnosticadas como enfermedades son en realidad la fase de curación de los conflictos. Es decir por ejemplo si un cáncer intraductal de mama en una mujer, al ser un ectodermo, un ectodermo en fase activa del conflicto pierdes sustancia, se hacen úlceras en los conductos galactóforos de la mama pero la mujer y el médico no lo notan porque ese proceso no da sintomatología. Sin embargo a nivel cerebral tendrá la imagen en diana y a nivel psíquico esa mujer tendría el problema activo. Pero si la mujer resuelve el conflicto inmediatamente viene la orden cerebral de curación del daño causado.
Esta es la tercera ley. Hay tres tejidos. De este que hemos hablado es los ectodermos. Pero otro tipo de tejido es el endodermo que es el tipo de tejido fundamentalmente el tubo digestivo que funciona completamente al revés. En vez de perder sustancia en fase activa lo que hace es proliferar sustancias en fase activa y necrosarse en solución.
¿Qué es lo que dice Hammer? En un proceso oncológico cuando se tiene un carácter hay un momento en que se produce un shock altamente traumático hiperagudo que te lleva a contra piel y que es vivido en aislamiento. Es el propio diagnóstico y el proceso oncológico el que va desarrollando metástasis.
Hammer ha llegado a encontrar la relación causa – efecto de prácticamente el 90% de las enfermedades. Figuran en una tabla de varias columnas, tipo de enfermedad, el conflicto que la produce, cómo evoluciona a nivel orgánico en fase activa del conflicto y cómo evoluciona a nivel en fase de solución y el foco de Hammer en el cerebro. Esta tabla es una máquina de hacer medicina.
Somos nosotros los causantes de nuestra enfermedad, no podemos echarle la culpa a otro. Se acabó eso de decir la Naturaleza ha fallado en mí, la mala suerte, el castigo divino y ahora voy al médico para que me cure haciendo abandono de nuestra propia responsabilidad. En la medida que se resuelve el conflicto la enfermedad se cura y si no hay tu tía y cualquier cosa que haga el médico no podrá curar si el conflicto está activo. Se acabó eso de ir al médico para que el médico resuelva el problema.
En el caso de desamor nos encontramos muy a menudo con el conflicto de desvaloración. La desvaloración es un conflicto de desamor con uno mismo. Un conflicto de desvaloración intelectual afecta las vértebras cervicales y en fase activa del conflicto perderá sustancia (descalcificación) y en fase de recuperación recalcificación y allí es cuando duele. Sólo duele en fase de solución. Para recalcificar el hueso se tiene que distender el periostio y eso es lo que produce el dolor.
La columna dorsal es afectada por un conflicto de desvaloración de la personalidad. Y así seguiríamos: el hombro derecho por la pareja, el hombro izquierdo por los hijos, la cadera derecha es no poder con una situación. Y todo esto se cumple en el 100% de los casos.
La desvaloración afecta a huesos, músculos y ganglios. Del matiz de la desvalorización de sí mismo. Los músculos se ven afectados por una moderada desvalorización de sí mismo y los huesos por una gran desvalorización de sí mismo.
¿Qué hacemos un linfoma de Hodkins? Pues nada, tranquilos. Después de seis meses ya habrá pasado todo.
Debemos considerar los resultados. El 95% de todos los tipos de cáncer se curan.
El tratamiento consiste en sugestionar al paciente para que viva más contento o
¿Existe algún tipo de terapéutica más agresiva?
Existe como decíamos un diagnóstico. Cuando el paciente llega a la consulta el diagnóstico es fundamental y el diagnóstico cubre los tres niveles: el psíquico, el cerebral y el orgánico porque tiene que ser simultáneo. Es decir si una persona está curada lo está a los tres niveles y si está enferma lo está a los tres niveles. Si psíquicamente está viviendo el conflicto tiene la imagen en diana a nivel cerebral y a nivel orgánico tiene los síntomas de la fase activa del conflicto. Puede ser que en un momento no tenga ninguna sintomatología porque el órgano afectado no da sintomatología en la fase activa aunque esté la lesión. Es el caso de los ganglios como lo comprobó Hammer biopsia de ganglios de una persona en conflicto activo.
Hay matrimonios que viven su relación conflictuadamente. Pues o dejan de vivir conflictuadamente o se separan porque sino la naturaleza se encarga de separarlos.
La cuestión no es administrar fármacos. Nuestro trabajo consiste en darle al paciente las cartas de navegación. Decirle: Tu problema es éste, te viene por esto y esto es lo que tienes que resolver. Lo que la naturaleza te está tratando de decir es que aquí estás viviendo una situación que no te conviene, o dejas de vivirla o te separas de ella. El trabajo de la Nueva Medicina consiste en utilizar todas las terapias que están disponibles tendientes a aliviar la sintomatología de la fase de solución y por supuesto a resolver el conflicto.
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