¿Será la educación privada la alternativa más conveniente para una eduación más equitativa y más libre?
Antes que nada me gustaría aclarar que el siguiente artículo no es de mi autoría, que lo encontré en una noche de insomnio mientras navegaba por la red y me pareció interesante. He ejercido como docente tanto en el ámbito privado como en el público y encuentro en dicho artículo elementos que nos pueden beneficiar en nuestra labor y visión como docentes... Es bueno escuchar varias campanas y ver las cosas desde distintos puntos, hace varios años un buen profesor me enseñó que el mejor modo de llegar a una conclusión acertada es analizar las posturas antagónicas y divergentes.Como hijo de la escuela pública, docente de vocación y lector asiduo de temáticas relacionadas a pedagogía y políticas educativas, me resultó sumamente interesante, dejando a un margen por supuesto, un montón de aspectos tendenciosos que no vienen al caso y con los que yo no estoy para nada de acuerdo. Lo que quiero decir es, que si bien con algunos conceptos y opiniones que se exponen en éste no estoy de acuerdo, considero que se debe leer el siguiente con una mente abierta y un ojo crítico, lejos de toda posición partidaria que uno tenga y que el autor deja ver muy claramente, cosa que hubiera sido mejor omitiera para evitar predisposiciones subyacentes…
Es bueno aclarar el concepto de libertad y de derecho a la educación que se plantea en España y que entiende que para ser libre e igualitaria debe no sólo brindar el mismo tipo de educación a todos sino también la posibilidad de variar dentro de ella. Es decir, que el Estado debe brindar condiciones a los padres que les permitan elegir para sus hijos una educación pública (como la que conocemos en Argentina, Uruguay y otros países de América) y también una educación privada, que podrá ser subvencionada (costeada) por el Estado para aquellos que no cuentan con los medios para pagarla. He hallado en este planteo una visión mucho abarcativa y múltiple al concepto de libertad y derecho a la educación.
Les dejo con un fragmento del artículo de Juan Ramón Rallo publicado en la revista.libertaddigital.com con el título "Por una educación privada y libre":
"La escuela privada"
"La alternativa más obvia a la escuela pública es la privada. Por escuela privada entiendo aquella institución absolutamente separada del Estado, tanto en el aspecto financiero como programático. La concertada, aunque en muchos casos presenta un grado de apertura y libertad mayor que la pública, sigue en la práctica subordinada a la regulación pública, en tanto buena parte de sus fondos los obtiene del Estado.
La escuela privada es superior a la pública tanto en libertad como en calidad. Los padres pueden elegir los colegios privados que mejor representen y difundan los valores en que quieren educar a sus hijos. No hay necesidad de homogeneizar e igualar a todos los alumnos. Cada familia tiene la opción y la libertad de elegir la formación de sus hijos.
Así mismo, poca gente discute –ni siquiera los izquierdistas– que la calidad de la escuela privada es superior a la de la pública. Generalmente, la izquierda suele explicar esta diferencia por la mayor dotación de medios de las privadas: si la escuela pública dispusiera de la misma cantidad de fondos, sostienen, obtendría resultados equivalentes a los de la privada.
Olvidan, claro está, que el gasto en educación no ha dejado de incrementarse durante las últimas décadas, parejo al radical empeoramiento de la calidad en la escuela pública. En realidad, la diferencia fundamental entre la escuela pública y la privada no es la cuantía de los recursos, sino el origen de los mismos. Cuando un empresario quiere obtener dinero debe ofrecer un producto de calidad que sirva al consumidor. Cuando el Estado quiere obtener dinero, le basta con subir los impuestos.
Un empresario privado está siempre buscando mejores profesores, mejores materiales y mejores métodos docentes. Los profesores, a su vez, se ven compelidos a mejorar y a aprender continuamente. En este proceso competitivo, los padres van seleccionando aquellos colegios que, a su juicio, tienen mayor calidad. Los peores empresarios y profesores quiebran, liberando medios y recursos que serán aprovechados por los mejores empresarios y profesores. En el mercado opera un círculo virtuoso que va mejorando día a día la educación de los individuos.
Por el contrario, la educación pública se preocupa más por granjearse el apoyo de los políticos. Sus clientes no son los padres, sino los burócratas. Es más: lejos de perseguir la superación, las escuelas públicas tienen obvios incentivos para empeorar. Si un colegio público es eficiente, automáticamente verá recortados sus fondos, que irán a parar a otros centros "más necesitados". En el sistema público conviene emprender grandes e improductivas inversiones para recibir ingentes sumas de dinero. Los directores que reducen costes ven disminuida su financiación.
Los profesores, por su parte, son funcionarios que tienen asegurado el puesto de por vida. No necesitan realizar un buen trabajo, ni mejorar su formación continuamente. Al profesor funcionario le basta aparentar que enseña a los alumnos, no necesita hacerlo realmente. Tal y como decían en los obreros de la URSS: "Ellos hacen como que nos pagan y nosotros hacemos como que trabajamos".
La educación pública padece un círculo vicioso de degeneración: control político, despilfarro gestor y contratos vitalicios. Todos los componentes para minimizar el esfuerzo y maximizar la financiación. Cuanto menos se trabaja, más excusas hay para pedir fondos. La quiebra en el sistema público es imposible, por muy malo que sea un colegio y su administración.
A pesar de las indudables ventajas de la escuela privada sobre la pública, los izquierdistas suelen justificar a ésta aduciendo razones de equidad. Sin la escuela pública, aseguran, no hay igualdad de oportunidades. Los pobres sólo podrían optar, en todo caso, a escuelas privadas de muy baja calidad.
Por desgracia para su verborrea, el profesor James Tooley se ha encargado de derrumbar estos mitos, que no por muy divulgados son menos falsos. Tras varios años de investigación en el Tercer Mundo, Tooley ha concluido que incluso los habitantes más pobres de los países más pobres tienen acceso a una educación privada de calidad, al menos, tan alta como la de la pública.
En concreto, en estos países más de dos terceras partes de los alumnos acuden a escuelas privadas. El gasto de dichas escuelas para pobres oscila entre el 7 y el 12% de la renta familiar mensual. En la mayoría de los casos, además, la calidad de las escuelas es superior a la ofrecida por la educación pública.
Si en el Tercer Mundo incluso los más pobres tienen acceso a educación privada de calidad, ¿acaso alguien duda de que en España, una vez se nos hubieran devuelto los impuestos que dedicamos a financiar una educación pública manirrota, también los más desfavorecidos (que, en todo caso, son más ricos que los ricos de esos países) tendrían acceso a una educación privada de calidad? La respuesta es evidente para todo el mundo salvo para aquellos que están empeñados en utilizar el sistema público de educación para adoctrinar a los españoles." (ver artículo completo)
Sólo deseo agregar a modo de reflexión que me gustaría trabajar con niños de condiciones sociales muy carenciadas que asisten a escuelas públicas en las condiciones físicas que he trabajado en los colegios privados
Espero vuestros polémicos comentarios...
Carlos García
Sólo deseo agregar a modo de reflexión que me gustaría trabajar con niños de condiciones sociales muy carenciadas que asisten a escuelas públicas en las condiciones físicas que he trabajado en los colegios privados
Espero vuestros polémicos comentarios...
Carlos García
2 comentarios:
Conozco escuelas estatales muy eficientes, con docentes muy comprometidos y capaces aquí en Uruguay; también conozco instituciones educativas privadas que brindan un buen servicio aunque la calidad de los docentes no es muy buena. Tienen una rica propuesta en base a determinadas actividades que ofrecen: informática, ed. física, psicomotricista, etc.y eso hace alguna diferencia con la educación pública. Desconozco las investigaciones de James Tooley, pero dudo mucho que gente realmente pobre (que gana 300 0 400 dólares mensuales) pueda solventar la educacion de sus hijos en instituciones privadas sin ayuda del Estado.
En cuanto a las deficiencias, el burocratismo y la falta de profesionalismo del sistema público, pienso que es algo que puede ser solucionado disponiendo de recursos suficientes y controles apropiados que aseguren que el dinero invertido no se despilfarre. La solución puede pasar por dotar de mayor autonomía a las escuelas; mayor capacitación a los docentes; mejores salarios; y compensaciones especiales a las instituciones que obtengan mejores logros académicos.
El afán totalizador de la mayoría de los Estados hoy ha sedido paso al totalitarismo del mercado y de las empresas trasnacionales, y de eso nadie habla. Hoy la dictadura más grande la ejercen estas empresas y los medios de comunicación que a ellas representan. También de ese totalitarismo hay que hacer referencia y contrarrestar desde los ámbitos educativos.
¿No les parece?
Gracias compañero Boris como siempre tus reflexiones nos enriquecen a todos. Del mismo modo que tú creo que la educación pública todavía puede tener éxito siempre y cuando se acomodé la casa y se empiece en muchos aspectos de nuevo.
También creo necesario avanzar en autonomía y en laicidad en verdadera laicidad brindando una educación que contemple las distintas realidades con que se ve el mundo.
Por supuesto que los medios son fundamentales, no se pude seguir explotando minas sólo con pico y pala, cuando en el otro extremo lo hacen con medios mecanizados...
Al igual que a ti me hace dudar mucho el comentario referido en el artículo a que los pobres pagan por una educación privada ... serán los pobres del primer mundo pues ya bien sabemos que los verdaderamente pobres no figuran en este tipo de análisis, hasta en esto han quedado relegados...
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